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los exclusivos del
comité de expertos, organizaciones políticas, grupos de lobby, y otros grupos
que influencian y deciden sobre la política. Los Outsiders son aquellos que no.
Los Insiders también son aquellos con conexiones a importantes sectores de la economía
tales como las industrias del gas y del petróleo, compañías farmacéuticas,
grandes conglomerados alimenticios, medios de comunicación, la secreta
fraternidad Skull & Bones en Yale que cuenta entre sus miembros a George
Bush y a John Kerry, y a políticos de larga data que han hecho carrera gracias
al apoyo de los grupos mencionados. Y luego tenemos al infame, y de acuerdo a
los medios de comunicación, no existente lobby israelí, un lobby que es tan
fuerte del que ni siquiera se permite hablar.
Los Outsiders son, bueno, personas como tú y yo. Rara vez son electos en
Washington, y cuando lo son, hacen cosas “atroces” como votar de acuerdo a su
conciencia y no en acorde a las líneas de los partidos, por ejemplo a los
dictados de los Insiders. Luego el partido hace todo lo que puede para
deshacerse de ellos, como le ha sucedido a Cynthia McKinney, demócrata de
Georgia.
EL fondo de la cuestión es que los Insiders tienen poder político y económico,
y los Outsiders no.
Aquellos que están afuera, la vasta mayoría de la ciudadanía, ha sido
eficientemente removida del poder. Nuestra voz democrática se resume a votar de
vez en cuando y luego se espera que nos callemos la boca hasta tener el
privilegio de votar nuevamente. Nuestros representantes van a Washington donde
beben, comen y son financiados por personas y grupos cuyos intereses son
económicos, políticos, y militares, pero ciertamente no humanitarios. Las
personas que elegimos para representar nuestros intereses envían dinero a sus
regiones o ciudades de vez en cuando, especialmente previo a una elección, pero
no puede decirse que representan nuestros intereses en un sentido fundamental.
Lo mencionado ni siquiera toma en cuenta los distritos votantes manipulados por
“Gerrymandering” (N. del T.: construcción o trazado de distritos electorales
que, en forma sesgada e intencional, busca favorecer la representación de un
partido), el relleno de la intención de voto, o el uso de máquinas de votación
sin papel que pueden ser fácilmente hackeadas para arrojar los resultados que
dictan los de arriba.
Y aunque el ejemplo dado sea el de EEUU, la situación no varía mucho en otros
lugares.
Entonces admitamos lo obvio. Nosotros, las personas, los Outsiders, no tenemos
voz en un gobierno que declara ser el más libre y democrático del mundo. Ese
gobierno, supuestamente nuestro gobierno, representa a los intereses de los
Insiders. La constitución estadounidense, estandarte de nuestros derechos y
libertades, ha sido arrojada a la basura. Bush la ve como algo pintoresco de un
tiempo pasado, de aquellos días previos a que el gobierno lanzara la “Guerra
contra el terror”, una Guerra dirigida contra sus propios habitantes.
Entonces los Outsiders, tu y yo, nos encontramos observando en estado de horror
y choque mientras los valores son cada vez más ignorados, burlados, e incluso
reescritos en un tipo de doble discurso orwelliano cuyos significados han sido
modificados bajo las mismas formas. Piense en la noción de gobierno
democrático. La separación tripartita de poderes entre el administrativo, el
legislativo, y las cortes todavía existe. Solo en los papeles. El Congreso
continúa con el negocio. Están los Bush firmando órdenes que efectivamente
anulan las normas que pasan por el Congreso, ¿pero quien habla de eso en los
medios de comunicación? Todavía tenemos elecciones. La corte suprema firma las
normas. En la superficie, todo parece como siempre ha sido.
Pero tú sabes que bajo esa reluciente superficie, llevadas al salón de tu hogar
por Fox News, las cosas han cambiado dramáticamente.
Esta transformación no sucedió por casualidad; no fue descuidada ni aleatoria.
Fue la culminación de un proceso en marcha. El proceso se denomina
“ponerización”, que significa la infección de grupos de individuos por la
maldad, de la palabra griega poneros.
Mientras puede sonar como una declaración moralista o incluso religiosa, te
sorprendería saber que es un término científico propio de la psicología. Es
posible describir objetiva y críticamente la infección de individuos y grupos
utilizando conocimientos provenientes del estudio psicológico sobre personas
patológicas. Ciertas ramas de la psicología permiten diagnosticar los
distorsionados modos de pensamiento ocasionados por daños cerebrales, ya sea
por daño genético o como resultado de un accidente, o de la educación. Por
ejemplo, algunas lesiones en el cerebro pueden afectar la habilidad de pensar y
sentir en una persona, dejándola con una reducida capacidad emocional o
intelectual. Si una persona recibe un choque o trauma cerebral en ciertos
momentos mientras el cerebro está en formación, sea durante el nacimiento o en
la niñez, deja una pequeña parte del cerebro inutilizado para hacer su trabajo,
el cerebro se reconecta a si mismo y delega la tarea a otro sector. Sin
embargo, el sector de reemplazo es incapaz de ser refinado y sutil en su
capacidad para llevar a cabo la tarea, y por lo tanto las emociones pueden no
ser experimentadas en su totalidad o la habilidad de pensar puede ser
entorpecida.
Algunos individuos, incluso nacen sin la habilidad de sentir empatía por otros
seres humanos, quiere decir, que son incapaces de ponerse en los zapatos del
otro, incapaces de sentir lo que otra persona siente o pensar lo que otra
persona piensa. Son incapaces de salirse de si mismos. Estas personas caminan,
viven, y trabajan junto a nosotros, y de acuerdo a un creciente cuerpo de
investigación, desatan más caos que el resto de la humanidad en su conjunto.
Investigaciones en el campo sugiere que la mayoría de los actos que tú y yo
definiríamos como “malos” o “malvados”, es decir, violencia física o
psicológica contra otras personas, son llevados a cabo por individuos que
serían clínicamente diagnosticados como patológicos.
Tú debes haber tenido alguno como jefe o como colega de trabajo. O quizás has
tenido una relación con alguno. Este individuo mentiría y apuñalaría por
detrás, provocaría y negaría asumir responsabilidad ante cualquiera de sus
acciones. También sería la persona más cautivadora que jamás hayas conocido,
cautivándote a que des tus pantalones o el dinero de tu cuenta bancaria.
Estos individuos creen que las reglas no se aplican a ellos, que todo vale para
conseguir lo que quieren. Su principal papel es el de depredador, y nos ven a
nosotros, los Outsiders, como sus presas.
Ahora imagínate el resultado cuando tales individuos alcanzan posiciones de
poder, sea en el gobierno, en los negocios, en las leyes, en la policía, en el
sistema educativo, en los medios de comunicación, o en cualquier otra
institución que tenga cierta forma de control sobre nuestras vidas. Imagínate a
los EEUU siendo manejada por personas como estas, personas sin conciencia.
¿Se vería diferente a lo que es EEUU hoy?
¿Quienes son los Insiders realmente?
El primer punto a notar acerca de los Insiders es que mientras predican todos
los valores que pensamos que representan a Estados Unidos, o cualquier otro
país que gobiernen, no practican ninguno de ellos. Utilizan las palabras para
engañar y manipular, presentando una imagen que puede ser utilizada para
obtener apoyo y poder y así conseguir sus metas para nada buenas. Los grandes
medios de comunicación son la herramienta principal en donde la manipulación
tiene lugar. Los Insiders son desviados. Con esto me refiero a que su manera de
percibir el mundo y su lugar en él es desviada con respecto a como la mayoría
de los humanos perciben al mundo. Y aún así este pequeño grupo es el que está
en posición de dictar valores, estándares, y la futura dirección de la sociedad
para el resto de nosotros.
Observemos a Bush, por favor. Nació en una familia con dinero y poder. Su
abuelo, Prescott Bush, era parte del establecimiento monetario occidental. La
empresa de inversiones de Prescott Bush otorgó ayuda financiera a Hitler y al
partido Nazi en Alemania. George Bush padre pasó tiempo en la CIA, escaló a la
vicepresidencia de Reagan, y luego tuvo sus cuatro años como presidente. Es
miembro del Grupo Carlyle, una gran empresa de inversiones involucrada en la
venta de armas, petróleo, productos para la salud, y falsea información en los
medios de comunicación.
Obviamente, estas conexiones familiares ayudaron a George W: lo ayudaron cuando
estuvo ausente sin licencia durante su carrera en la Guardia Nacional, lo
ayudaron cuando sus compañías quebraron, lo ayudaron con su franquicia de béisbol,
y lo ayudaron a convertirse en presidente. Aquí podemos apuntar un segundo
aspecto acerca de los Insiders: es más que una colección de individuos; es un
sistema y una red funcionando en conjunto para que sus objetivos sean
alcanzados. Si George W. Bush es presidente no es porque simplemente quería ser
presidente; hay muchas personas que aspiran a esa oficina. Si es presidente, es
porque la red de Insiders lo quería de esa manera. Fue elegido. Es el hombre
que da la cara, el títere, la imagen para consumo público, el “José” de todos
los días, un tipo como tú y yo que enmascara a la bestia depredadora que mueve
los hilos.
Los individuos que fomentan este sistema comparten las mismas perspectivas de
vida. Algunos de estos elementos en común incluyen las siguientes ideas:
- El poder es importante.
- El dinero es importante.
- Está bien imponer la voluntad de uno para alcanzar objetivos.
- El fin justifica los medios.
- La realidad es lo que ellos dicen que es.
Si observas estos puntos, verás que la asistencia a los demás no forma parte
del cuadro. Una de las cosas que estas ideas comparten es la falta de
conciencia. Tratar a los demás humanos con respeto y dignidad es menos
importante que obtener dinero y poder, y si la gente tiene que sufrir para conseguirlo,
que así sea. Piensa en las vidas que fueron arruinadas por Enron. Piensa en los
cientos de miles de iraquíes que han muerto, y los millones más cuyas vidas han
sido arruinadas. Piensa en la gente de Nueva Orleáns y Costa del Golfo que
nunca volverán a ver sus tierras gracias a la proliferación de organizadas
estafas inmobiliarias.
Para estos individuos las ganancias del sufrimiento, de las necesidades del
otro, nunca tienen más peso que sus propios deseos.
Conciencia
La psicóloga Martha Stout, en su sobresaliente libro “The Sociopath Next Door”, escribe lo siguiente sobre la conciencia:
“Psicológicamente hablando,
conciencia es un sentido de obligación, en última instancia, basado en el
afecto emocional hacia otra criatura viviente (no siempre otro ser humano), o
hacia un grupo de seres humanos, o incluso en algunos casos hacia la humanidad
como un todo”.
Entonces la conciencia, que actúa como guía para nuestras acciones e
interacciones en el mundo, está íntimamente conectada a nuestras relaciones con
los demás y con el mundo. Pero si alguien es incapaz de sentir empatía, si esa
persona es incapaz de sentir el dolor del otro, ¿como pueden forjar un afecto
emocional con cualquier otra persona? Si las emociones están bloqueadas, los
efectos emocionales de sus acciones sobre otros nunca se cristalizarán. Si las
emociones están tan bloqueadas que no pueden ser movilizados emocionalmente por
ningún otro individuo, sin sentir amor profundo o incluso sufrimiento
emocional, ¿como aprenderán a respetar los sentimientos de los demás? Si
alguien está completamente atrapado en perseguir sus propios deseos al punto
que los demás solo sirven como instrumentos para servir tal fin ¿como pueden
desarrollar una conciencia? En los ejemplos enumerados más arriba sobre la
visión del mundo de los Insiders, no existe preocupación por los demás, al
menos por aquellos fuera del círculo. El resto de nosotros simplemente existe
como una fuerza de trabajo, baterías de las cuales se succiona la energía para
suplir las necesidades de los poderosos, parafraseando a la película The
Matrix.
La psicología tiene un nombre para aquellos sin conciencia. Se llaman Psicópatas.
Cuando observamos la información que tenemos a mano, solo podemos concluir que
estamos gobernados por psicópatas (1). El sistema Insider, una denominación
bastante inocua para lo que realmente está sucediendo, es un sistema de
individuos sin conciencia, de nacimiento o debido a eventos que pueden haber
bloqueado o cancelado la chispa de conciencia que haya tenido en algún momento.
Tal sistema es conocido como Patocracia, un gobierno de individuos, que si
fueran clínicamente diagnosticados, serían definidos como psicológicamente
desviados. Son incapaces de pensar y sentir como lo hace el resto de nosotros,
es decir, de la forma en que las personas con conciencia piensan y sienten. No
tienen capacidad de formar lazos empáticos con otros. Incluso consideran que
las profundas emociones experimentadas por las personas de conciencia son un
obstáculo para seguir adelante. Es ese instinto despiadado y criminal lo que
mejor resume al Insider.
Estos individuos, que sufren de varias formas de patologías, conforman un
pequeño porcentaje de la población, de entre el 4 y 6 por ciento. Sin embargo,
tienen el poder.
La próxima vez que observes las noticias de Washington y no puedas creer lo que
escuchas, que tus representantes vengan con tales ideas, que puedan ser tan
crueles para con la vida humana y el sufrimiento, sea en Irak o Nueva Orleáns,
considera la posibilidad de que sea porque los Insiders padecen una enfermedad:
son incapaces de empatizar, no tienen conciencia y sufren de problemas
psicológicos que podrían y deberían ser diagnosticados. Deberían ser removidos
como líderes de la sociedad porque sus valores básicos y experiencia sobre el
mundo no tienen nada en común con las personas que se supone deben representar,
es decir, el 94% de la población.
El problema del liderazgo patológico es el problema político fundamental de
nuestra era. No es coincidencia que nos de la impresión de que la sociedad está
enferma. ¿Como puede ser de otra manera si aquellos que definen a la sociedad
están enfermos?
Notas
(1) El actual sistema incluye a personas que sufren de una variedad de
problemas psicológicos: paranoia, narcisismo, etc. No todos son psicópatas.
Cada patología tiene su lugar en el sistema. También existe cierta porción del
público cuya conciencia no se ha desarrollado, y que cae bajo el encanto y la
demagogia de ciertos patócratas y sus medios. Los detalles de este sistema se
discuten en gran detalle en el libro Ponerología
Política por el psicólogo Andrew Lobaczewski.
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