Artículo Laura Knight-Jadczyk |
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¿QUIÉN
ESCRIBIÓ LA BIBLIA Y PORQUÉ?
El análisis de las genealogías de la Biblia es sumamente esclarecedor. De
acuerdo al libro de Crónicas no existe una genealogía para la tribu de Dan.
Numerosos académicos han hecho la observación de que los muchos nombres que
aparecen en las genealogías mismas son evidentemente geográficos, o bien, que
están relacionados a nombres de lugares, mientras que otros son definitivamente
nombres personales.
[i]
Pero el caso de la tribu
de Dan es especial, y encierra una clave para ayudarnos a dilucidar los asuntos
del Templo, el Tabernáculo, y el Arca de la Alianza. En II Crónicas 2:11-14, el
historiador del documento D escribe:
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La anterior se supone que es una carta enviada por Hiram, rey de Tiro, a
Salomón, en la que discute acerca de los atributos de un hombre en particular,
fiel consejero del gran Hiram, que es enviado para ayudar al hijo de David como
un favor especial. Este hombre es presentado como un gran diseñador y
arquitecto. Su nombre es mencionado, y se indica que su madre pertenece a la
tribu de Dan. Él será el arquitecto del Templo de Salomón. En otras palabras,
es el modelo del arquetípico “gran arquitecto” Hiram Abiff, de gran importancia
dentro de la masonería.
Así, ¿cuál es el problema?
Echemos un vistazo al siguiente extracto de Éxodo 31:1-7:
Y el SEÑOR habló a Moisés diciéndole: “Mirad, que he dado
por nombre Bezalel al hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he
llenado del espíritu de Dios para que sean grandes su sabiduría, entendimiento
y conocimiento, y no pocas sus habilidades de artífice, para ejecutar expertos
trabajos en oro, plata y bronce, para la cortadura de piedras de mampostería,
para la talla de la madera, y para el trabajo en toda suerte de oficios. Y
mirad, que junto a él he designado a Aholiab, hijo de Ahisamach, de la tribu de
DAN; y a todos aquellos hombres juiciosos les he dado la sabiduría y habilidad
necesarias para llevar a cabo todas las cosas que os he comandado: la tienda de
las asambleas, el arca del testimonio, y el asiento misericordioso que se
encuentra sobre esta, así como todos los muebles de la tienda...”
La anterior descripción de la orden para la construcción de la Tienda de
las Asambleas y el Arca suena casi idéntica a la supuesta carta de Hiram a
Salomón, incluyendo una enorme similitud en los nombres dados al artífice
principal: Huram-abi, de la tribu de Dan, se ha convertido en Hur, de la tribu
de Judá:
Y Bezalel hijo de Uri, de la tribu de Judá, hizo todo
cuanto el SEÑOR le había ordenado a
Moisés. Y con él estaba Aholiab, hijo de Ahisamach, de la tribu de Dan,
habilidoso tallador y artífice, y bordador de finos linos en azul, púrpura y
escarlata.
El siguiente problema lo encontramos en I Reyes, capítulo 7:13-21, donde se
da esta confusa información acerca de Hiram:
Y el rey Salomón mandó traer desde Tiro a Hiram, que era
hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y cuyo padre era un nativo de Tiro
experto en trabajar el bronce. Hiram era muy hábil e inteligente y conocía la
técnica para hacer cualquier trabajo en bronce, así que se presentó ante el rey
Salomón e hizo todos sus trabajos. Fundió dos pilares de bronce que medían ocho
metros de alto y cinco metros y medio de circunferencia. Hizo también dos
capiteles de bronce para colocarlos en la parte superior de los pilares: la
altura de cada uno de los capiteles era de dos metros con veinticinco
centímetros. Además hizo una rejilla y una guirnalda en forma de cadena para
cada uno de los capiteles. Rodeando las rejillas colocó decorados en forma de
granadas, un total de doscientas de estas a todo el rededor de los capiteles. Y
colocó los pilares en el vestíbulo del templo: al pilar derecho le puso por
nombre Jaquín, mientras que la izquierdo le llamó Boaz.
No resulta demasiado difícil ver que estos pasajes fueron tomados de la
misma fuente, a pesar de que uno de ellos se refiere a la construcción de un
templo y el otro se refiere a la construcción de una tienda y un arca. Por
supuesto, uno de los problemas es que, según la Biblia, ambos eventos están
separados por un largo período. También notamos la curiosa similitud entre los
nombres de Huram-abi en el pasaje de II Crónicas, y Hur, el padre de Bezalel,
relacionado con Aholiab, de la tribu de Dan. Igualmente curioso es el nombre de
Bezalel, muy similar a Jezabel, quien hemos identificado tentativamente como la
princesa fenicia, hija de Ethbaal, rey de Tiro. Aún más curiosa resulta la
declaración contenida en la inscripción “Dan” de que con la destrucción de la Ciudad de Dan, resultó destruida. la
Casa de David. ¿Cuál era la conexión entre la Tribu de Dan y la Casa del Amado?
¿Podríamos decir, como se infiere a partir de estas claves, que se tratan de la
misma cosa? En el pasaje del Éxodo encontramos que se da una interesante sustitución:
la tribu de Judá aparece relacionada con la de Dan, incluso teniendo
precedencia sobre esta. El arquitecto enviado por Hiram cuya madre pertenecía a
la tribu de Dan y cuyo padre era nativo de Tiro, queda ahora relegado a una
posición subalterna con respecto a Bezalel, de la tribu de Judá, quien ahora
aparece como el “hijo de Hur”. Es importante hacer notar que un miembro de la
tribu de Dan fue el constructor del Arca, con lo que no estaría fuera de lugar
preguntarse si la tribu de Dan no sería la verdadera “casa del amado”, o línea
davídica. De ser así, ¿quiénes son ellos?
Cuando investigamos el origen de esta tribu encontramos muchos detalles
interesantes, al igual que muchos otros que resultan conspicuos por su
ausencia. En Génesis 30:1-6 descubrimos que Dan fue el hijo de Bilhah, la
doncella de Raquel:
Cuando vio Raquel que no podía darle hijos a Jacob,
sintió envidia de su hermana y le dijo a su esposo: “Dame hijos, porque de lo
contrario moriré”. Pero la ira de Jacob se encendió en contra de Raquel, y le
dijo: “¿Acaso me pones en el lugar de Dios, que es quien le ha impedido a tu
vientre dar el fruto que deseas?” Entonces ella le dijo: “He ahí a mi doncella
Bilhah; ve con ella, que cuando conciba será como si yo mismo lo hubiera
hecho.” Así que Jacob se unió a Bilhah y esta le dio un hijo. Y dijo Raquel: “Dios
me ha juzgado, pero también ha escuchado mi voz y me ha dado un hijo, así
que le pondré por nombre Dan”.
Esta historia es notablemente similar a la de Sarai y Hagar en Génesis
16:1-5:
Sarai, la esposa de Abraham, no podía darle hijos a este,
pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Hagar. Entonces le dijo a
Abraham: “El Señor me ha impedido dar fruto, así que te pido que te unas con mi
doncella, y será como su yo misma hubiera concebido.” Abraham aceptó lo que
decía Sarai, y cuando hacía ya diez años de que vivían en Canaán, Sarai le dio
a Abraham su doncella para que ambos se unieran. Y cuando Hagar hubo concebido
comenzó a mirar a su señora con desprecio, así que Sarai le dijo a Abraham:
“que recaiga mi culpa sobre ti: te he dado a mi doncella, y cuando ella ha
concebido, solo he obtenido desprecio. Que el Señor juzgue entre tú y yo.”
Las últimas líneas de cada uno de los pasajes, cuyo motivo principal es el
“juicio” de Dios, indican que en efecto
se tratan de la misma historia.
Otra relación interesante surge cuando consideramos la identificación de
Hiram como miembro de la tribu de Neftalí en el mismo pasaje que describe la
creación de los pilares Jaquín y Boaz. En I Crónicas, capítulo 7:13, tenemos:
Los hijos de Neftalí, concebidos
por Bilhah, fueron Jahziel, Guni, Jezer y Shalum.
Tengamos en mente el nombre “Shalum” porque lo vamos a encontrar más
adelante en el mismo capítulo.
En seguida nos encontramos otra clave: en Génesis 49, el patriarca Jacob ha
llamado a sus hijos a reunirse alrededor de su lecho de muerte para predecir el
destino de cada uno. Cuando es el turno de Dan, en los versos 16-18 leemos:
Dan juzgará a su pueblo como a una de las tribus de Israel; él será como una serpiente a la
orilla del camino que muerde los talones del caballo que pasa para que su
jinete caiga de espaldas. Oh Señor, espero tu salvación”
Casi se podría pensar que la acción de Dan que resulta tan negativa para
Israel, es la propia salvación. En
Deuteronomio 33:22 Moisés bendice a la tribu de Dan diciendo: “Dan es el
cachorro del león que salta desde Bashan”. Pero en la bendición de Jacob, que
aparece en Génesis 49:8-9, el atributo del león se le confiere a Judá:
Judá, tu eres a quien alabarán tus hermanos. To mano se
cerrará sobre el cuello de tus enemigos, y hasta los hijos de tu padre te harán
reverencias. Judá, eres un cachorro de león. Con tu presa te irás a lo alto de
la montaña, y cuando te hayas agazapado como un león, ¿quién se atreverá a
molestarte?
Comparemos lo anterior con dos
elementos más: el destino prescrito por Dios cuando se le aparece a Hagar en el
manantial donde la encuentra luego de que esta huyera del escarnio de Sarai, y
la bendición que da Isaac a su hijo Esaú luego de que Jacob engañara a su padre
con la complicidad de su madre Rebeca. Encontraremos una gran resonancia con
las declaraciones dirigidas a Judá. El primer evento aparece relatado en
Génesis 16:9-12, y el segundo en Génesis 27:39-40:
Y el ángel del Señor le dijo: al hijo que concebirás le
darás por nombre Ismael, o el Señor escucha, porque el Señor ha prestado
atención a tu aflicción. Él será como un potro salvaje; luchará contra todos y
todos contra él y vivirá en el este, lejos de sus congéneres.
Su padre Isaac le respondió [a Esaú]: “Lejos estarás de
la tierra fértil y del rocío que viene del cielo. Con tu espada tendrás que
defenderte, y serás el siervo de tu hermano, pero vendrá el día cuando te
liberarás de ese yugo.”
Cuando investigamos este asunto más profundamente, uno de los detalles más
interesantes que encontramos es que Sansón pertenecía a la tribu de Dan. Robert
Graves apunta:
Hércules hace su primera aparición en la leyenda como un
sagrado rey pastoral, quizás porque los pastores siempre miran con beneplácito
todo nacimiento de corderos gemelos, y porque él mismo es un gemelo. Sus
características e historia pueden ser deducidas a partir de una masa de
leyendas, costumbres folclóricas y monumentos megalíticos. Él es el hacedor de
lluvia de su tribu y se puede decir que es una especie de tormenta humana. Las
leyendas lo relacionan con Libia y los Montes Atlas: él bien podría haber
tenido su origen en esa área durante la época paleolítica. Los sacerdotes de la
Tebas egipcia que le llaman con el nombre de “Shu”, remontan sus orígenes a
17,000 años antes del reinado del Rey Amasis. Sus símbolos son la bellota; la
paloma de los riscos, que anida tanto en los robles como en las hendiduras de
las rocas; el muérdago, y la serpiente. Todos estos son emblemas de carácter
sexual. La paloma era sagrada para la diosa del Amor de Grecia y de Siria, y la
serpiente es la más antigua entre todas las bestias totémicas fálicas; la
bellota en forma de copa representaba el glande del pene tanto en griego como
en latín; el muérdago era la planta curadora de todos los males y sus nombres viscus e ixias están relacionados con vis e ischus (fortaleza), probablemente a
causa de la viscosidad espermática de sus frutas, y porque el esperma es el
vehículo de la vida. […]
Los detalles de su muerte pueden ser reconstruidos a
partir de una serie de leyendas, costumbres folclóricas y otros vestigios
religiosos. En el solsticio de verano, justo al final de un reinado de medio
año, Hércules es inducido a la embriaguez por aguamiel y llevado al centro de
un círculo de doce piedras colocadas alrededor de un roble enfrente del cual se
alza un altar de piedra; el roble ha sido cortado hasta adoptar la forma de una
“T”. Hércules es atado a este con correas de sauce según el “amarre de cinco
puntos”, que sujeta las muñecas, cuello y tobillos juntos. Entonces es golpeado
por sus camaradas hasta perder el conocimiento, luego desollado, cegado,
castrado y empalado con una estaca de muérdago, para finalmente ser cortado en
pedazos en el altar de piedra.
[ii]
Su
sangre es recogida en una vasija y utilizada para rociar a todos los miembros
de la tribu y volverlos vigorosos y fértiles. Los pedazos de su cuerpo son
asados en hogueras gemelas hechas con ramas de roble y encendidas con fuego
preservado de roble fulminado por un rayo, o bien producido girando una estaca
de madera de aliso o de cornejo sobre un tronco de roble. […]
Los doce festejantes ejecutan una danza en figura de ocho
alrededor de las hogueras, cantando en forma extática y tironeando pedazos de
carne con sus dientes. Los restos sanguinolentos son quemados en las llamas,
con excepción de la cabeza y los genitales. Estos son colocados en un bote de
madera de aliso que se deja flotar sobre un río hasta llegar a una isleta, si
bien en ocasiones se curte la cabeza con humo y se guarda para fines
oraculares. […]
Es a este tipo de Hércules que pertenecen personajes tan
diversos como Hércules de Oeta, Orión el Cazador de Creta, el Cíclope Polifemo,
Sansón el Danita, el héroe solar irlandés Cuchulain de Muirthemne, Isión de
Lapth –a quien siempre se representa sujeto mediante un “amarre de cinco
puntos” alrededor de la rueda del Sol– Agag el amalequita, Rómulo de Roma,
Zeus, Janus, Anquises, los Dagda y Hermes. […]
En el mito clásico que valida su soberanía, él es el niño
milagroso que nace de una lluvia de oro y estrangula a una serpiente en su cuna
en forma de barco; es también quien hizo manar la leche que formó la Vía
Láctea; como joven, Hércules es el matador de monstruos por excelencia; mata y
descuartiza a un jabalí monstruoso; […] su otro yo ... le sucede por la segunda
parte del año, habiendo adquirido su estatus real a través del casamiento con
la reina, la representante de la Diosa Blanca, y en virtud del poder que le
confiere el haber comido alguna parte real del cuerpo muerto: el corazón, el
hombro o la carne del muslo.
[iii]
En la cita anterior podemos ver los elementos del mito de Jesús, teniendo
además presente que se ha dicho que Jesús pertenecía a la línea davídica, es
decir, a la casa de Judá: la tribu de Dan.
Para terminar con esta parte de nuestra discusión, mencionaremos otro
curioso comentario acerca de la tribu de Dan que aparece en Jueces 5:17:
Gilead se quedó para habitar en la otra orilla del
Jordán, pero ¿porqué permaneció Dan en sus barcos?
Curiosa acotación: ¿quizás alusión a una raza de marinos? El profeta Amós
parece estar convencido de que esta tribu de Dan representa una seria amenaza
para Yahvé. En 8:14-15 escribe:
Quienes juran por el pecado de Samaria, y dicen “Oh Dan,
vuestro dios vive”, o “las costumbres de Beerseba viven”, caerán todos, y nunca
más se levantarán.
Amós parece estar sugiriendo que el “pecado de Samaria” de alguna manera se
encuentra directamente relacionado con la tribu de Dan. Y ya nos hemos hecho
una idea de que este “pecado de Samaria” fue también el pecado de Ahab y
Jezabel, de la Casa del Amado. Lo cual nos trae de vuelta a la cuestión de qué
cosa era realmente la tribu de Dan, y porqué fue transformada en la tribu de
Judá. Si la tribu de Judá es realmente la tribu de Dan, eso significa que la Casa de David es la tribu de Dan. Y
siguiendo las pistas encontramos que este linaje proviene de Ismael y Esaú, no de Isaac y Jacob. También descubrimos
que es el linaje del “arquitecto del Templo de Salomón”, el diseñador y
constructor del Arca de la Alianza, la mano derecha del legendario Rey Hirám de
Tiro.
EL FESTIVAL DE LOS TABERNÁCULOS
El asunto del Tabernáculo nos lleva a algunas especulaciones adicionales
sumamente interesantes. Muchos estudiosos creen que los salmos eran
composiciones literarias creadas para la principal festividad de los cananitas:
el “Festival de los Tabernáculos” o “quioscos”. El Festival de los Tabernáculos
es el festival de la cosecha de otoño que se extiende por toda una semana. Se
le conoce como la Festividad de la Asamblea, la Festividad de los Quioscos,
Sukkoth, Succoth o Sukkot (todas estas variaciones en la pronunciación se dan
porque estas palabras son transliteraciones de un vocablo hebreo que se
pronuncia “su-cout”). Los dos días que siguen a la conclusión del festival
también son días festivos independientes, Shemini Atzeret y Shimkhat Torah,
pero es común que se consideren como parte de la misma festividad de los
Tabernáculos.
En Génesis 33 encontramos una de las más interesantes referencias a lo que
podría haber sido una temprana forma de celebración del Festival de los
Tabernáculos. Los exegetas han determinado que los versos 1 al 17 provienen de
la fuente E del reino del norte. El incidente en cuestión ocurre después de un
peculiar evento que se menciona en al capítulo anterior y en el que Jacob manda
lejos a toda su familia mientras permanece solo para luchar durante toda una
noche con cierto “hombre”. Más adelante se identifica a este “hombre” como un
ángel de Dios, y este ángel “hiere” a Jacob en el muslo.
¿Qué significado tiene el que Jacob sea herido en el muslo? En la opinión
de algunos comentaristas, él aparentemente sufrió una herida que es común entre
los luchadores, la dislocación de la cadera producida al separar de manera excesiva las piernas. La víctima de esta lesión
sufre de una flexión y abducción de la pierna, misma que aparece como
externamente rotada. Solo puede caminar apoyándose sobre los dedos y con un
paso tironeado. La longitud de la pierna
afectada resulta extendida, lo cual a su vez causa un estiramiento de los
tendones del muslo y hace que los músculos eventualmente sufran un espasmo.
Puesto que la historia de Jacob nos llega desde una época en la cual eran
las mujeres las que transferían el derecho de gobernar, y puesto que Jacob no
pudo haber obtenido su nombre secreto y su herencia a menos que estos le
hubieran sido conferidos en esa misma ocasión por una mujer, parece haber algo
erróneo con este relato. El elemento que resulta conspicuo es el de la
transición de un hieros gamos a un combate ritual, con ciertas connotaciones
sexuales residuales.
En el mito del combate entre Set y Horus, Set trata de unirse sexualmente con Horus. Esto usualmente se interpreta como un
insulto, pero aquí hay algo todavía más profundo.
Uno de los principios formales del mito y la literatura griegas sostiene
que el amor y la muerte son aspectos del mismo poder. En Homero uno encuentra
tantas maneras de matar como de amar, sino más aún. El lenguaje y las imágenes
son perturbadoramente intercambiables.
El verbo damazō (al igual que su equivalente damnēmi) tiene una
amplia gama de significados que van desde avasallamiento hasta seducción,
pasando por dar muerte y violar, y la combinación de significados sugerida por meignymi podría ser aplicable tanto a amantes como a
combatientes.
Ambos tipos de pareja se sujetan y agarran experimentando
una intimidad intensa que tiene pocos paralelos dentro de la gama de las
experiencias humanas. Además, tanto el acto del amor como el acto de la muerte
están acompañados de una “conversación trivial” y precedidos por una especie de
juego preliminar, un enfrentamiento aún no violento pero que pronto sube a un
tono más intenso para ser finalmente decidido o consumando en otro plano.
[iv]
En La Poética, Aristóteles
rastreó el origen de la poesía hasta el placer que los seres humanos derivan de
la mimesis, esa representación de cosas que resultan placenteras o
perturbadoras. Nos dice que en épocas tempranas la poesía se dividía en dos
corrientes: la poesía de alabanza, y la poesía de ataque.
En la guerra griega por excelencia y su correspondiente Cantar de los
Cantares, la Ilíada, la violación de
la ciudad de Troya y de sus mujeres pasó a ser, en la mente de los pensadores
de la Edad de Bronce, una sola y misma cosa. La metáfora se encuentra
lingüísticamente contenida dentro de la palabra krēdemna que significa tanto muralla de ciudad como
velo de mujer. En el relato de la guerra troyana el supremo objeto del deseo no
era el oro, ni los caballos, ni las joyas, ni el poder mismo: era una mujer,
Helena.
Fuera de la tradición griega, en el entorno
cultural del Mediterráneo Oriental de la Edad de Bronce, existía la misma
convergencia de eros y eris. El tema de la violencia o de la
amenaza de violencia proveniente de la rivalidad provocada por una hermosa
mujer y que estaba ausente de la más antigua literatura del Cercano Oriente,
resulta evidente en la historia de Abram, esposo de una mujer notablemente
hermosa. Temiendo que su belleza y su carácter de objeto deseable pudieran
representar un riesgo para él mismo, Abram se hace pasar por hermano de ella.
Al final, el Faraón que la llevó a su cama se manifiesta deseoso de que ella se
marche, ya que su presencia no ha hecho más que acarrear plagas y desastres
sobre sí mismo y sobre su casa.
Cuando auscultamos más profundamente esta
conexión entre eros y eris, amor erótico y conflicto mortal, encontramos
una capa de significado todavía más profunda preservada en la tradición poética
y representada en rituales tales como el de Jacob y el Ángel. En las ciudades
antiguas, era el rey en su capacidad sacerdotal o divina quien, junto a su
consorte del templo, recreaban el hieros gamos, la sagrada unión entre el Cielo
y la Tierra.
La historia de Helena de Troya –de su gran
belleza que fuera causa de tanto sufrimiento– es la clave dentro del cambio en
la percepción que se tenía de la mujer en el mundo antiguo, Hesíodo explica
este cambio en su historia de la primera mujer, Pandora.
Hesíodo supuestamente compuso su Teogonía y su Obras y Días alrededor del siglo 8vo. o principios del 7mo. AC. Se
piensa que las obras de Hesíodo, al igual que las de Homero, representan la
recopilación de una vasta tradición oral de voces anónimas de origen y
antigüedad inciertas.
La Teogonía es el relato de los orígenes de
aquellos seres divinos que crearon y gobiernan el cosmos. Es una Historia
Divina que relata los pormenores de la sucesión de regímenes que culminaron con
el reinado del Zeus olímpico. Es indudable que las narrativas tienen sus raíces
en un conjunto de mitos de sucesión que circularon a los largo del Cercano
Oriente en épocas remotas, mismos que eran muy familiares para los primeros
judíos, debido al carácter cosmopolita del reino omrita. Y es aquí donde el
asunto se pone en extremo interesante. Es muy probable que la principal
influencia sobre el relato de Hesíodo corresponda a las versiones hititas de
los mitos Hurrian Kumarbi y Ullikummi, así como al Enuma Elish babilónico. Se ha sugerido que tales materiales orientales llegaron a Hesíodo a
través de Creta y Delfos.
Al igual que la Biblia, la Teogonía no es
una obra de metafísica, sino sencillamente, una herramienta política. En ella
se celebra al régimen de Zeus y al reinado de la justicia olímpica como el
máximo logro alcanzado al final de varias eras, de forma similar a como la Torah celebra el advenimiento de Yahvé. En la Teogonía, Hesíodo recuenta una
nueva versión de los orígenes de la Creación, asegurándose de hacer constante
proselitismo en favor de Zeus, quien es “tan justo como terrible”. Muchos
pasajes de la Teogonía se pueden comparar con los himnos de alabanza a
Yahvé supuestamente compuestos por David, o con los cantos en honor del rey
guerrero Marduk en el Enuma Elish. En cada caso encontramos una fusión
entre fuerza militar y autoridad absoluta, así como gloria y promesas de
justicia para los exiliados y los esclavizados. Resulta claro que en cada caso
hay una subordinación de la mujer al hombre, cosa que se presenta como un logro
filosófico, una evolución desde el antiguo y salvaje orden de cosas hacia el
nuevo y glorioso mundo del teomorfismo masculino.
En la Teogonía, la primera mujer es “kalon
kakon”. Kalon significa “hermosa” y kakon “maldad”. En otras
palabras, la primera mujer es un oxímoron viviente. Claro que este término
podría significar tanto “hermosa maldad” como “maligna belleza”, con lo que
surge la pregunta de si la mujer es esencialmente hermosa y calificativamente
maligna, o esencialmente maligna y calificativamente hermosa, o a la vez
esencialmente maligna y hermosa.
Hesíodo no nos deja en suspenso, ya que
clarifica este punto diciéndo que lo que define la sustancia o esencia de la mujer
es kakon. La mujer se revela como clara y definitivamente maligna. “El
Zeus Tronante hizo a la mujer para ser una kakon para el hombre mortal
[...] él creó esta kakon para el hombre como una forma de hacerle pagar
por el robo del fuego”.
Prometeo fue impelido por la decisión de Zeus de
mantener el fuego fuera del alcance del hombre en venganza por un previo robo
de las mejores porciones de carne sacramental a manos del propio Prometeo. Pero
este último demostró ser más astuto que el propio rey de todos los dioses. En
primera instancia envolvió la carne y las porciones grasosas del buey
sacrificado en el cuero y estómago no comestibles, y luego cubrió los huesos
descarnados con una capa de brillosa grasa, sabiendo que Zeus insistiría en
escoger esto último como prerrogativa suya. En segunda instancia, Prometeo
escondió varios brasas al rojo vivo dentro del tallo hueco de un cáñamo, lo que
le permitió burlar el embargo impuesto por Zeus y retornar el fuego a la
humanidad.
El tema central es el de la “habilidad” o “maña”
que se utiliza con fines de “engaño” o dolon. Las palabras techne, dolie, y dolon aparecen en forma repetida en el relato de
Hesíodo acerca de las ofensas de Prometeo que provocan la venganza de Zeus.
Y es la palabra dolon la que se usa para
describir a la mujer: una vez ceñida con sus vestidos, velada y coronada,
recibe el nombre de dolon, es decir, engaño o carnada. La mujer,
moldeada y vestida por los dioses, es la respuesta de los dioses al truco de
los huesos descarnados envueltos en suculenta grasa con el cual Prometeo engañó
a Zeus.
Según Hesíodo, la diferencia entre la belleza de
la mujer y su maldad es la misma que existe entre las apariencias superficiales
y la realidad subyacente. Engalanada con flores y oro, la mujer es thauma,
un “deleite para los ojos”, capaz de capturar la atención de hombres y dioses
por igual. Sin embargo, solo los hombres se encuentran a sí mismos indefensos
ante sus encantos. La mujer es la “carnada” que los hombres no pueden
“resistir”, y ello es así por diseño expreso de los dioses. Ningún hombre puede
resistir a esa novia cautivadora que se ha ganado el sitial de honor en su
hogar mediante sus encantos superficiales, pero cuando el hombre se cansa de
estos se encuentra embargado de una enorme desolación y obligado a derramar sus
bienes ganados, sus esfuerzos y su misma fuerza vital, como si fuera, dentro de
un foso sin fondo.
Y así es como el momento de la creación de la
mujer es el momento de la destrucción del hombre. En otras palabras, ese
sacrificio a los dioses que tuvo un desafortunado desenlace –un momento de
insubordinación– da pie a la interminable miseria de la humanidad.
Sin embargo, lo que en un principio no se
alcanza a vislumbrar es que el asunto medular es el de la soberanía. En nombre
de la humanidad entera, Prometeo ha presentado dos formidables retos a la
supremacía y el ingenio de Zeus. Y el hecho es que los cuatro hijos de Iapetus
[v]
y Clymene –Atlas, Menoetius, Prometeo y Epimeteo– desde el principio
supusieron un gran problema para Zeus, ya que representaban una línea de
descendencia rival originada en Urano y Gaia que, de aliarse con la indócil
humanidad, ¡podían poner en peligro la supremacía de los dioses! El más
revoltoso de los cuatro era Prometeo. Su nombre significa “previsión”, y su
conocimiento de las cosas que habrían de ocurrir es lo que le impele a ayudar a
la humanidad. Era el rebelde por antonomasia y campeón de la humanidad,
resuelto como diera lugar a elevar el estatus de la humanidad dotándola de
imaginación creativa, ingenio desafiante, y fuego divino; es decir, todo cuanto
se requería para convertir a los hombres en dioses.
La historia nos sugiere una “competencia” entre
la humanidad y los dioses que se decidiría con el acto del sacrificio animal.
[vi]
La humillación de Zeus le llevó a tomar la medida extrema de mantener
el fuego fuera del alcance de los hombres, condenándolos a convertirse en poco
más que animales. Humillado por segunda vez, Zeus concibió una Solución Final a
su problema: la Mujer.
En Obras y Días, Hesíodo menciona las
cuatro Eras de la humanidad que se han sucedido, cada una peor que la anterior.
La discordia es característica de toda relación, y la virtud (al igual que todo
lo demás) es recompensada con miseria. Hesíodo cuenta con enorme nostalgia como
el hombre vivió alguna vez sin penurias y sin dolores. ¿Cuál la causa de tanto
dolor y sufrimiento? El relato de la Caída de la humanidad por boca de Hesíodo
contesta esa pregunta con dos palabras: la Mujer.
En Obras y Días Pandora, la “primera
mujer”, es una carnada enviada por los dioses para atrapar a los hombres. A
ella se le ha dado la apariencia de una diosa pero el carácter de una hiena y
el corazón y mente de un chacal. Adornada por los dioses ella trae a los
hombres todo aquello que es repugnante y que terminará por consumirlos. La
mujer, que toma todo lo diáfano y hermoso que tiene el hombre y no devuelve más
que oscuridad e inmundicia. Su nombre, Pandora, significa “La que todo lo da” o
la de los “dones infinitos”. Hesíodo nos dice que se le llama Pandora porque
“todos los que moraban en el Olimpo le dieron un don, una pena para los hombres
que luchan y se afanan en sus tareas”. Ella solo tiene una razón para existir:
traer la miseria a la humanidad.
Los dones que Pandora recibe de los dioses
–contenidos todos en el Jarrón de Pandora”– tienen cada uno de ellos la
intención de ser la causa de interminables tormentos para el hombre. No fue
sino hasta siglos posteriores cuando se sustituyó el “jarrón” por una “caja”.
Este cambio de imaginería se le atribuye a Erasmo, el monje del siglo dieciséis
que tradujo equivocadamente el vocablo griego pithos por el latín pyxis. Pithos es una vasija que tiene la forma de un útero y que es un símbolo
de la tierra, la madre de todo.
Las implicaciones de este significado original
en la historia de Pandora son obvias: es su propio vientre el que produce todos
sus dones. Su pecado no solamente reside en su curiosidad, sino en su misma
existencia. Ella es embustera y letal por naturaleza porque atrae a los hombres
hacia su pithos y siempre está produciendo más hombres para una vida de
continua miseria. Además perpetúa esta miseria de los hombres trayendo bebés
mujeres al mundo.
La imagen de la Mujer como pithos es sumamente
antigua. En muchos sitios funerarios del Hélade griego se utilizaba un pithos a
manera de ataúd. El cuerpo era colocado adentro en posición fetal, cubierto con
miel y enterrado con la esperanza en la regeneración de una nueva vida. Hesíodo
registra para la posteridad un idea que aparentemente estaba esparciéndose
durante su época como fuego en un pajar: la de la abismal separación de una
mitad de la humanidad con respecto a la otra; de más está decir que nos
gustaría saber porqué.
En esta nueva forma que asumen muchos mitos
antiguos a través de la pluma de Hesíodo, el hombre ha venido al mundo sin
haber nacido de mujer alguna, y contrariamente a muchas de las representaciones
más antiguas, es la mujer la que viene posteriormente. Ciertamente la
explicación del advenimiento del primer ser humano siempre presentará un reto
para la mente racional; la existencia de la mujer antes que la del hombre es
difícil de justificar, pero la existencia del hombre antes que la mujer es
absurda.
Hesíodo presenta la visión de que la mujer es
una ruptura con la naturaleza. A causa de la mujer, el hombre ya no puede aparecer
y desaparecer a su antojo. A causa de ella también, el hombre debe nacer en
medio de sufrimiento y morir en medio de sufrimiento. Lo que Hesíodo parece
perder de vista es que si en aquella época los hombres sufrían, las mujeres
también lo hacían, y probablemente más aún que estos.
Así que el relato de Hesíodo no puede verse más
que como una negación consciente y una deliberada propaganda de índole
misógina. Es fácil ver esa posición de Hesíodo reflejada en el relato de la
creación contenido en el Documento J. En el Génesis el hombre es creado para
vivir una existencia libre de la muerte y similar a la de los dioses, mientras
que la mujer es la “segunda” creación, el producto de un designio ulterior.
Pronto se encarga de traer la muerte y la destrucción a la humanidad al “comer
el fruto del árbol del bien y del mal”.
En ese relato podemos percibir como hilo central
de la trama la idea común de que la mujer es esa especie de “intrusa” dentro
del esquema original de las cosas que trae consigo el sexo, la discordia, la
miseria y la muerte. Hesíodo se basa en la antigua imagen de la madre
dispensadora de todos los bienes pero la desfigura hasta que ella solamente
refleja la vergüenza y degradación de la creadora de la vida. La mujer, según
Hesíodo creada de la arcilla, no solamente no es semi-divina como el hombre,
sino que es algo menos que humana.
Con el oportuno consejo de Urano y Gaia, Zeus se
apropia de los poderes de su esposa. Se casa con Metis y luego se la traga, lo
cual le da la capacidad de dar a luz a su hija Atenea. Al tragarse a Metis,
invierte la primacía de la fecundidad femenina y se arroga a sí mismo la
soberanía absoluta. La insistencia de Hesíodo en que Zeus obra con el
consentimiento de Urano y Gaia suena como esa charada ritual que pretende que
los animales a punto de ser sacrificados han dado su consentimiento para ello.
El supuesto consentimiento de los dioses más viejos está diseñado para darle a
esa radical inversión una pátina de legitimidad y continuidad con el pasado.
Con el nacimiento partenogenético de Atenea a partir de la cabeza de Zeus,
comienza una nueva historia en la que la mujer no tiene ningún papel que
interpretar.
Todo el tema de la Teogonía es –según las
intenciones de Hesíodo– el ascenso triunfal desde el vientre femenino de Gaia
hasta el vientre masculino de Zeus, desde la naturaleza salvaje hasta la
civilización presidida por el Olimpo. Estas eran las ideas que circulaban en el
Mediterráneo Oriental durante la época en que fue escrita la Biblia. Es difícil
sugerir una posible fuente. Yahvé, al igual que Marduk y Zeus, barre a todos
sus rivales fuera de la palestra, arrogándose un poder incuestionable. Lo cual
nos trae de vuelta a la Teofanía de Jacob en su lucha con el Ángel, el incidente
en el que aparentemente sufre una lesión común a los luchadores, la dislocación de la
cadera producida al separar de manera
excesiva las piernas.
El sueño de una paternidad puramente hereditaria nunca
dejó de encender la imaginación griega. La poesía griega resuena con las voces
de hombres que añoran un mundo exorcizado de la presencia de las mujeres, uno
en el que los hombres mismos son capaces de traer a la vida a sus hijos. […]
Aquí es posible ver a la Misoginia conspirando junto al
amor del hombre por el hombre; porque cuando los hombres hacen el amor entre
ellos, su semilla a menudo encuentra un camino hacia la cabeza y los muslos,
esos vientres potenciales de Zeus.
[vii]
El hecho es que a finales de la Edad de Bronce la sodomía organizada
campeaba en muchos templos donde los devotos buscaban “convertirse en mujeres”.
Podemos notar que la circuncisión es una especie de castración simbólica, y
muchos de los devotos buscaban la forma de convertirse en mujeres para poder
recibir directamente la semilla del dios. Inmediatamente después de su encuentro de lucha, el “ángel” cambió el
nombre de Jacob, que significa “impostor, intrigante, engañador y estafador,
por el de Israel. Esto parece ser un
reflejo de la descripción que da Hesíodo de la mujer en términos de engañadora
e intrigante. El hecho es que a Jacob se le describe como “femenino” y
completamente diferente de su hermano, el rudo y aprestado Esaú, tanto así, que
su propio padre lo desprecia.
El incidente del cambio de nombre luego del encuentro con un “ser divino”
nos recuerda el incidente del cambio de nombre de Abraham que siguió a la
aparición de Yahvé y al sello del famoso “pacto” que de inmediato fue seguido
por la circuncisión tanto de Abraham como de Ismael
[viii]
, cosa que nos trae a
otro más de entre esos extraños “duplicados” de eventos esenciales con Moisés
como protagonista. Inmediatamente después del incidente de la “zarza ardiente”
en el cual Dios le dice a Moisés que debe regresar a Egipto para liberar a su
pueblo, tiene lugar lo que sigue:
4:24 Sucedió de camino a la posada donde Moisés y su
familia iban a pernoctar, que el SEÑOR se le apareció y trató de matarle.
4:25 Entonces Séfora tomó una piedra afilada y con ella
cortó el prepucio de su hijo, y arrojándolo a los pies de Moisés le dijo: “En
verdad eres para mí un esposo sangriento”.
4:26 Entonces el Señor dejó ir a Moisés, y Séfora le dijo
a este que ciertamente era un esposo sangriento a causa de la circuncisión.
Este incidente es el eslabón que conecta la historia de Abraham y el pacto
de la circuncisión, la historia de Jacob en lucha contra el Ángel, y la
historia de Moisés. Comenzamos a albergar la sospecha de que en la raíz misma
de todas estas historias que aparecen en la Biblia se encuentra una única
historia que fue mitificada por los diferentes grupos tribales en varias
versiones diferentes que posteriormente fueron reunidas e “historificadas”.
Dentro de cada una de las tribus, los nombres fueron cambiados para asimilar el
de los propios ancestros dentro de la historia principal, con lo que fue
necesario insertar las genealogías que harían que las variaciones de la misma
historia se vieran como diferentes puntos dentro del discurrir “vertical” del
tiempo, cuando en realidad coexistían horizontalmente en el mismo punto
temporal.
Retornando a la historia de Jacob, este suplantó a su hermano gemelo Esaú
mientras ambos se encontraban todavía en el vientre agarrándolo por el talón y
robándole su primogenitura y su derecho real. El vocablo griego pternizein utilizado dentro de este
contexto por el Septuaginta, significa “hacer una zancadilla”, y esto a su vez
nos lleva de vuelta al tema de Dan. Recordemos que Dan fue el hijo de Bilhah,
la doncella de Raquel:
Así que Jacob se unió a Bilhah y esta le dio un hijo. Y
dijo Raquel: “Dios me ha juzgado, pero también ha escuchado mi voz y me
ha dado un hijo, así que le pondré por nombre Dan”. … que era muy similar a la historia de Sarai y Hagar en Génesis 16:1-5:
Y cuando Hagar
hubo concebido comenzó a mirar a su señora con desprecio, así que Sarai le dijo
a Abraham: “que recaiga mi culpa sobre ti: te he dado a mi doncella, y cuando
ella hubo concebido, solo he obtenido desprecio. Que el Señor juzgue entre
tú y yo.”
… y que debemos considerar también en el contexto del relato de Génesis 49
donde el patriarca Jacob ha reunido a sus hijos alrededor de su lecho de
moribundo para pronunciar el destino de cada uno de ellos. Cuando le llega el
turno a Dan, en los versos 16-18 dice:
Dan juzgará a su pueblo como a una de las tribus
de Israel; será como una serpiente a la orilla del camino que muerde los
talones del caballo que pasa para que su jinete caiga de espaldas. Oh Señor,
espero tu salvación”
...así como dentro del contexto de la historia de Deuteronomio 33:22, donde
Moisés bendice a la tribu de Dan diciendo “Dan es el cachorro de león que salta desde Bashan”. Pero en la bendición de Jacob, que aparece en Génesis
49:8-9, el atributo de león se le confiere a Judá:
Judá, tu eres a quien alabarán tus hermanos. To mano se
cerrará sobre el cuello de tus enemigos, y hasta los hijos de tu padre te harán
reverencias. Judá, eres un cachorro de león.
…y el destino prescrito por Dios cuando se le aparece a Hagar en el
manantial donde la encuentra luego de que huyera del escarnio de Sarai, y la
bendición que da Isaac a su hijo Esaú luego de que Jacob engañara a su padre
con la complicidad de su madre Rebeca. Encontraremos una gran resonancia con
las declaraciones dirigidas a Judá. El primer evento aparece relatado en
Génesis 16:9-12, y el segundo en Génesis 27:39-40:
Y el ángel del Señor le dijo: al hijo que concebirás le
darás por nombre Ismael, o el Señor escucha, porque el Señor ha prestado
atención a tu aflicción. Él será como un potro salvaje; luchará contra todos y
todos contra él y vivirá en el este, lejos de sus congéneres.
Su padre Isaac le respondió [a Esaú]: “Lejos estarás de
la tierra fértil y del rocío que viene del cielo. Con tu espada tendrás que
defenderte, y serás el siervo de tu hermano, pero vendrá el día cuando te
liberarás de ese yugo.”
Para echar un vistazo más profundo a este asunto miremos la historia del
nacimiento de Jacob en el Génesis:
25:21 Viendo Isaac que su esposa era estéril, rogó al
SEÑOR por ella. Y el SEÑOR escuchó su súplica, así que Rebeca quedó encinta.
25:22 Pero como los niños se peleaban dentro de su
vientre, ella pensó: “si así son las cosas, ¿para qué he quedado encinta?” Y
fue a consultarle al SEÑOR.
25:23 Y el SEÑOR le respondió: “En tu vientre hay dos
naciones; dos pueblos serán separados de tus entrañas; uno será más fuerte que
el otro, y el mayor será subyugado por el menor.”
25:24 Y cuando se llegó el día en que debía dar a luz,
ella tuvo mellizos.
25:25 Y el primero era rojo, con el cuerpo todo cubierto
de vello; le dieron por nombre Esaú.
25:26 Luego nació su hermano, que de inmediato sujetó el talón de Esaú; él recibió el nombre de
Jacob. Isaac tenía ya sesenta años cuando su mujer los parió.
De nuevo tenemos una esposa estéril, solo que en este caso en lugar de
hacer que una doncella concibiera al “otro hermano”, Rebeca misma concibe y da
a luz mellizos: uno de ellos es “rojo” La historia que conecta esto con Judá y
con Dan es la de Tamar.
38:6 Judá casó a Er, su hijo mayor, con una mujer llamada
Tamar.
38:7 Pero el primogénito Er era malvado ante los ojos del
SEÑOR, así que este le dio muerte.
38:8 Entonces Judá le dijo a Onán: “Cásate con la viuda
de tu hermano para que su semilla pueda crecer a través de ti.”
38:9 Pero Onán sabía que la semilla no sería suya, así
que cuando fue donde la viuda de su hermano, derramó la semilla sobre el suelo,
con tal de no dársela a su hermano.
38:10 Y habiendo obrado de esa manera provocó la ira del
SEÑOR, así que este también le dio muerte.
38:11 Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: “Permanece
viuda dentro de la casa de tu padre hasta que mi hijo Shelah haya crecido, no
sea que para mala fortuna él también perezca como sus hermanos.” Así que Tamar
se fue a vivir a la casa de su padre.
38:12 Y acaeció con el paso del tiempo que la hija de
Shuah y esposa de Judá falleció. Y cuando Judá dejó de guardar luto fue al
pueblo de Timnath en compañía de su amigo Hirah el adulamita, pues allí moraban
los trasquiladores de sus ovejas.
38:13 Y llegó a oídos de Tamar que su suegro había ido a
Timnath para trasquilar sus ovejas.
38:14 Entonces Tamar, viendo que a pesar de que Shelah ya
estaba crecido no había sido enviado a casar con ella, se quitó su vestido de
luto, se cubrió la cara con un velo, se envolvió toda en un chal y se fue a
sentar en un lugar abierto que estaba en el camino hacia Timnath.
38:15 Cuando Judá la vio pensó que era una ramera,
cubierta como tenía la cara.
38:16 Y no sabiendo que se trataba de su nuera, Judá se
acercó a ella y le dijo: “Déjame
acostarme contigo”. A lo cual ella replicó: “¿Y qué me darás si consiento?”
38:17 Y él le dijo: “Haré que te envíen un cabrito de mi
rebaño”. Entonces ella contestó: “Pero hasta que lo envíes deberás dejarme algo
en prenda”.
38:18 “¿Qué prenda quieres que te deje?”, preguntó Judá.
“Tu sello, tus brazaletes, y el bastón que llevas en la mano”. Judá accedió, y
luego de que yacieron juntos, ella quedó encinta.
38:19 Después Tamar fue y se quitó el vestido que llevaba
puesto para ceñirse de nuevo su ropa de viuda.
38:20 Y Judá le envió el cabrito por medio de su amigo el
adulamita, con instrucción de tomar de vuelta todos los objetos que había
dejado en prenda, pero este no pudo encontrarla.
38:21 Así que preguntó a los hombres del lugar: “¿Dónde
se encuentra esa prostituta, la que solía sentarse a la vera del camino?” Y
ellos dijeron: nunca ha habido una prostituta en ese lugar.
38:22 Entonces regresó con Judá y le dijo que no había
podido hallarla y que los hombres del lugar le dijeron que allí nunca había
habido un prostituta.
38:23 A lo que Judá contestó: “Pues que se quede con
todo, para que no seamos víctimas del escarnio. Ya lo has visto, te he enviado
con el cabrito que le prometí, pero tu no has podido hallarla”.
38:24 Cerca de tres meses después vinieron a decirle a
Judá que había sido Tamar, su nuera, la que había fingido ser una ramera para
concebir de manera pecaminosa. “¡Tráiganla para que sea quemada!”, exclamó
Judá.
38:25 Y cuando la hubieron traído, dijo ella: “El dueño
de estas cosas ha sido quien me dejó encinta, porque si no, ¿a quién pertenecen
este sello, estos brazaletes y este bastón?
38:26 Y Judá hubo de reconocer que esas cosas le
pertenecían: “La falta ha sido mía porque no le he dado a mi hijo Shelah como
marido.” Y nunca más se acercó a ella.
38:27 Y cuando se llegó el día de dar a luz, había
mellizos en su vientre.
38:28 Acaeció entonces que al estar dando a luz, uno de
ellos sacó su mano, y la partera ató un hilo rojo alrededor de ella
diciendo: “Este es el primero en salir.”
38:29 Pero en ese momento él metió de nuevo la mano y fue
su hermano el que salió primero, a lo que la partera exclamó: “¿Cómo ha sido
que te abriste paso?”. Así que le pusieron por nombre Farez.
38:30 Luego salió su hermano, que tenía el hilo rojo
atado alrededor de su muñeca, y a él le dieron por nombre Zarah.
Nótese que la historia del nacimiento se cuenta en términos idénticos
exceptuando que en un caso tenemos un hombre “rojo” y en el otro un “hilo
rojo”. El detalle importante es que Farez es el supuesto ancestro del Rey
David. De Hezron, hijo de Farez, se dice lo siguiente:
2:18 Y Caleb, el hijo de Hezron […] se unió con Efrath,
quien le dio por hijo a Hur.
2:20 Y Hur fue el padre de Uri, y Uri el padre de
Bezaleel.
¿Recuerdan a Uri y a Bezaleel, que se supone fueron contemporáneos de
Moisés? Encontramos un indicio muy descriptivo de ellos en la historia acerca
del arquitecto enviado por Hiram de Tiro. En I Reyes leemos:
4:7 Y Salomón tenía doce intendentes desplegados por todo
Israel, cuya obligación era proveer de vituallas al rey y su familia: cada
hombre proveía todas lo requerido durante un mes del año.
4:8 Y los nombres de estos eran: el hijo de Hur, en el
monte Efraín...
Este Hur era un individuo bastante misterioso. Primero aparece al lado de
Moisés:
17:10 Así que Josué hizo como le indicara Moisés y se fue
a pelear con Amalek, en tanto que Moisés, Aarón y Hur subieron a lo alto del
monte.
17:11 Y acaeció que cuando Moisés levantaba su mano,
Israel tomaba ventaja en la batalla, mientras que cuando la conservaba abajo,
era Amalek el que tomaba ventaja.
17:12 Pero a Moisés se le cansaban los brazos, así que
tomaron una piedra y se la acercaron para que le sirviera de asiento. Luego
Aarón y Hur le sostuvieron los brazos en alto, uno cada uno, y de esta manera
los brazos de Moisés se mantuvieron firmes hasta la caída del sol.
Todo se vuelve aun más misterioso cuando observamos los nombres de los
otros hijos de Terah: Nahor y Haran, que son fonéticamente similares a Aarón y
Hur...
Pero retornando a Jacob, luego de su encuentro de lucha se convierte en el
rey sagrado de una manera muy novedosa: en lugar de casar con la representante
de la diosa, usurpa el papel de esta convirtiéndose él mismo en una especie de
mujer. En I Reyes, 18:26, los sacerdotes de Baal danzan en el altar y gritan
“¡Baal, escúchanos!” mientras, según la Versión Autorizada, “saltan”
repetidamente. El vocablo hebreo original se forma a partir de la raíz psch, que significa “danzar con cojera”,
y del cual se deriva Pesach, la
festividad de la Pascua hebrea.
La Pascua parece haber sido originalmente el festival cananita de la Primavera
que los creadores de la Biblia adaptaron para utilizar en conmemoración del
Éxodo desde Egipto. En Carmel, la danza coja podría haber sido una forma de
magia imitativa que propiciaba la aparición del Dios con una pata de toro que,
al igual que Dionisio, venía armado con una antorcha. El escritor de la Biblia
se abstiene de mencionar su verdadero nombre, pero como los sacerdotes de Baal
(y Baal sencillamente significa “Señor”) eran israelitas, es muy probable que
este haya sido “Jah Aceb”, o “Jacob”, el Dios Talón. Parece que Jah Aceb
también fue adorado en Beth-Hoglah, el Santuario del Cojo, al sur de Gilgal,
entre Jericó y el Jordán. Este lugar ha sido identificado como el patio de
trillado de granos de Atad, donde José lloró la muerte de Jacob.
Luego del incidente de la “lesión de muslo”, Jacob emprende un viaje para
reunirse con su hermano por tanto tiempo ausente, Esaú, y a quién muchos años
atrás él había engañado, y temeroso de la ira de Esaú, hace que sus esposas e
hijos marchen por delante con la esperanza de que ablanden el corazón de Esaú y
este no se sienta demasiado deseoso de matarle en venganza por aquella afrenta.
[ix]
Pero Esaú ya no albergaba rencores, así que abrazó a Jacob y aceptó los presentes que este le ofreció en
forma de ganado, y posiblemente esclavos también. Y aquí la historia da un
giro bastante extraño. Aparentemente Esaú pensó que Jacob/Israel viajaría con
él hasta Seir, pero Jacob se anduvo un poco por las ramas hasta que finalmente
le dijo a Esaú que se adelantara. Cuando este así lo hizo, Jacob tomó por otra
dirección, hasta un sitio donde se dice que “construyó una casa para sí y levantó tiendas para su ganado; así que
este lugar recibió el nombre de Succoth.” (v. 17)
Cuando investigamos esta palabra encontramos que su significado arcaico era
el de pequeño cubículo levantado por las “prostitutas del templo” a la vera del
camino, como en la historia de Judá y Tamar que proviene del documento J,
Génesis 38:14 (!)
Y esto nos trae de vuelta a la pregunta de qué era exactamente el Festival
cananita de los Tabernáculos.
La antigua civilización griega dedicó una de sus festividades de la cosecha
a Deméter, la diosa de la tierra y de los granos. Dicha fiesta, conocida como
la Thesmosphoria, se celebraba por
espacio de tres días e incluía la construcción de refugios par parte de las
mujeres casadas, el ayuno, y la presentación de ofrendas a Deméter. La relación
entre el festival y las mujeres casadas quizás apunte a la creencia en una
conexión entre una buena cosecha y el acto de dar a luz. La palabra Mete está por supuesto relacionada con
madre, mientras que De es delta, es
decir el triángulo o signo genital femenino. En los antiguos alfabetos esta
letra originalmente representaba la Puerta del nacimiento, la muerte, o el
paraíso sexual. Es así que el “quiosco” o Tabernáculo no era más que una
estructura que se levantaba para manifestar la forma de una “puerta de
entrada”. Las puertas, en general, eran consideradas como sagradas para la
Diosa, y en Sumeria se solían pintar de color rojo para representar la “sangre
de la vida” femenina. En Egipto se acostumbraba hacer marcas con sangre real
sobre las puertas como parte de los ritos religiosos de la diosa. ¿Adónde hemos
visto eso anteriormente?
El culto a Deméter que celebraba los ritos
Eleusinos ya estaba bien establecido en Micenas durante el siglo 13 AC, y
es muy probable que la fiesta de los Tabernáculos de Canaán fuera un derivado
de esa actividad. Nuestras fuentes de información relativas a los Misterios
Eleusinos incluyen las ruinas del santuario en Eleusis, numerosas estatuas,
bajos relieves y cerámica. También tenemos los reportes de antiguos escritores
tales como Esquilo, Sófocles, Aristófanes, Plutarco y Pausanias –todos los cuales eran iniciados– así como los relatos de comentaristas
cristianos tales como Clemente de Alejandría, Hipólito, Tertuliano y Astorias,
que eran más bien críticos, y no iniciados. Aún así, y con toda esta evidencia,
la verdadera naturaleza de los Misterios permanece cubierta por un velo de
incertidumbre porque los participantes se mostraban extremadamente respetuosos
de su promesa de no revelar lo que tenía lugar en el Telesterio, o santuario
interior del Templo de Deméter. Violar el juramento de secretismo era
considerado una ofensa capital.
[x]
Por estas razones es
que los estudiosos de hoy en día se ven obligados a utilizar evidencia
circunstancial e inferencias, con el resultado de que aún no hay un consenso
acerca de lo que tenía o no tenía lugar allí.
Foucart y sus seguidores concluyeron que los Misterios de Eleusis deben
haber procedido originalmente de Egipto. El hecho es que la ruinas del
santuario de Eleusis tienen una mayor antigüedad que el Himno a Deméter egipcio recitado por Homero y que a menudo se cita
como prueba del origen egipcio de los Misterios. Además, las excavaciones no
han conseguido desenterrar ningún artefacto egipcio que se remonte a ese
período.
Muchos académicos modernos favorecen el punto de vista de que el culto a
Deméter posiblemente se originó en Tesalia o Tracia. En parte basan esta
conclusión en las referencias de Homero y otros autores de la antigüedad
relativas a la existencia de templos a Deméter evidentemente pre-dóricos y
ubicados en los pueblos tesálicos de Termópila, Pyrasos y Ferai; en parte,
también, en las relaciones etimológicas que conectan palabras propias de los
ritos de Deméter con ciertos dialectos pre-helénicos provenientes del norte.
Otros académicos señalan que Deméter debe haber sido idéntica a la diosa
“Daméter”, que se menciona brevemente en las tabletas “Lineales B” encontradas
en Pylos y que datan de aproximadamente el año 1200 AC. Esta evidencia sugiere
que, después de todo, el culto de Deméter podría haberse originado en el sur
del Peloponeso.
En cualquier caso, y sea que el culto específico a Deméter que se
practicaba en Eleusis se haya originado en el norte o en el sur de Grecia, los
paralelos innegables con la adoración a las diosas de la cosecha en otras
partes de la región oriental del Mediterráneo sugieren un frecuente contacto e
intercambio de ideas religiosas. Y si bien pensamos que la fiesta cananita de
los Tabernáculos era una versión corrupta de una forma más antigua, también
somos de la opinión de que hay algo sumamente misterioso detrás de la
deliberada designación del Tabernáculo como el lugar donde se debían guardar
las leyes de Yahvé, como si ello fuera una manera de suplantar la función
original que pudiera haber tenido.
El hecho es que el término “Thesmosphoria” se deriva de thesmoi, que significa “leyes”, y phoria, que significa “portar”, como una
referencia a la diosa en su calidad de “portadora de las leyes”. Pero el
simbolismo del arca de la alianza que presenta a Yahvé como el “portador de la
ley” dentro de la “tienda de las asambleas” (o “Madre-Delta”, la “puerta hacia
los reinos superiores”), reemplazó al significado original y al papel
predominante de la mujer dentro del proceso.
Se han escrito libros enteros henchidos de especulaciones acerca de los
ritos Eleusinos. Algún día yo misma podría escribir uno, pero permítanme ir
directo al grano: lo más cerca que podemos llegar a entender la finalidad
última de estos ritos es sugerir que tenían que ver con el “ascenso” o
“descenso” a otros planos de la realidad, con la idea de realizar el acto
arquetípico de la creación del Nuevo Año.
Ya tenemos cierta idea de lo que estos ritos y celebraciones representaban
puesto que muestran paralelos con los conceptos griálicos que hemos examinado
de manera somera en anteriores capítulos de este libro. Los festivales de Año
Nuevo que celebraban los antiguos, incluían ritos que simbolizaban la
naturaleza cíclica del tiempo, el agotamiento de los recursos cósmicos que
resultaban en el caos, y el subsiguiente hieros
gamos, o matrimonio sagrado. Esto último efectivamente representa el acto
de “plantar la semilla” en el nuevo universo, o bien el “pasaje” a través de
las aguas del diluvio, sobre un arca, hacia el nuevo mundo. Podría también
representar, en su forma más original, la utilización del conocimiento de los
Bucles de Tiempo: la Máquina del Tiempo.
En ese sentido, resulta bastante razonable sugerir que el ascenso o
descenso podría haber sido la función o
meta del hieros gamos mismo, y que quizás ese matrimonio sagrado que
simbolizaba la unión con la Diosa, también indicaba la unión entre el hombre y
la divinidad, a través de la cual se recibían las “leyes” o “destinos”
colectivos que regían para el año venidero. Llevando esta imaginería un poco
más lejos en el pasado, hacia nuestra hipotética ciencia antigua, podría ser
que este hieros gamos fuera también un símbolo de la “disolución del tiempo”
que tiene lugar mediante el uso de una Máquina del Tiempo.
Era durante el hieros gamos que las luces se extinguían, así que la
hierogamia tenía lugar bajo la dirección del hierofante, dentro de una tienda que se había levantado para mayor privacidad,
y cuando las luces se volvían a encender, ello era tomado como señal de que el
año viejo había muerto y la semilla había sido plantada para el nacimiento del
nuevo año. Se ha escrito que “el último misterio quedaba finalmente revelado en
Eleusis con las palabras ‘una mazorca cosechada en silencio’, un fetiche
sagrado que los judíos llamaban shibboleth”.
[xi]
Este asunto del “shibboleth” nos presenta una clave interesante. La palabra
misma se deriva de una raíz hebrea en desuso, shebel, que significa “fluir”, como en el caso de la cola de un
vestido de dama, o cualquier cosa que es arrastrada
por una dama o que fluye de ella. Así pues, la “mazorca” debe verse como
algo que surge a partir de la mujer, o como el grano que fluye a partir de
ella, siendo que el grano es una regalo de la diosa. Aquí tenemos una imagen
exacta del tipo de energía bio-electrónica que se habría requerido para
transducir las energías cósmicas que habrían podido manifestar los carruajes
rebosantes de canastas de frutas que se describen en el Rg Veda:
Los adorados Maruts, armados de sus resplandecientes
lanzas y petos dorados, gozan de vigorosa existencia; que los carruajes de los veloces Maruts, para nuestro bien, arriben
pronto... Dispensadores de la lluvia y la fertilidad, dadores del agua y de
abundante alimento... vuestras vacas lecheras nunca están secas...Invocamos a
los carruajes rebosantes de alimento de los Maruts.
[xii]
La palabra “shibboleth” solamente aparece una vez en toda la Biblia, en una
historia verdaderamente trágica que se encuentra en el libro de Jueces,
capítulos 11 y 12. Parece que había un hombre llamado Jeftah que era el hijo de
una prostituta. Él fue expulsado de la casa de su familia por los hijos
legítimos de su padre, Gilead, por lo que hubo de irse lejos para convertirse
en una especie de líder de otras personas igualmente desposeídas. Hasta aquí se
parece a la historia de Robin Hood, pero también recuerda a David durante su
época de forajido.
Luego sucedió que sus hermanos, los mismos que le habían expulsado, los
“hijos de Gilead”, se vieron sometidos a un ataque por parte de los “hijos de
Ammon”. Necesitaban ayuda en forma desesperada y sabían que Jeftah tenía
reputación de ser un feroz guerrero al frente de su banda de bien entrenados y
“joviales forajidos”. Así que fueron donde Jefath para solicitarle su ayuda.
Jeftah primero les dijo que eran unos sinvergüenzas por pedirle de esa
manera que peleara batallas que no le incumbían, pero luego lograron
persuadirlo diciéndole “si nos ayudas ahora, te haremos cabeza de la familia”.
Eso era más de lo que Jeftah podía resistir, así que aceptó. No solo eso, sino
que hizo un juramento público a Yahvé prometiendo dar en ofrenda a las llamas
“cualquier cosa que salga por las puertas de mi casa a recibirme cuando
retorne”. De seguro que el lector ya puede intuir lo que se avecina. A no
dudarlo, Jeftah resultó victorioso en la batalla.
Cuando Jeftah retornó a su casa en Mizpeh, su hija salió
a su encuentro danzando y tocando la pandereta; ella era su única hija, y
aparte de ella no tenía otros hijos.
Y cuando la vio, se rasgó las vestiduras y exclamó: “¡Ay,
hija mía, qué gran dolor me causas, porque le he hecho una promesa al SEÑOR y
no puedo dar marcha atrás!”
Y ella le dijo: “Padre, has conmigo lo que le has
prometido al Señor, porque él ha cumplido su parte al darte la victoria sobre
tus enemigos los amonitas”. Concédeme solamente que pueda tener dos meses en
compañía de mis amigas para vagar por las montañas y llorar por tener que morir
sin haberme casado”. Jeftah le concedió lo que pedía, y por espacio de dos
meses ella vagó con sus amigas llorando su virginidad sobre las montañas”.
Al cabo de los dos meses ella regresó donde su padre, y
él cumplió la promesa que le había hecho al Señor, por lo que ella murió sin
haber tenido intimidad con hombre alguno. Por eso es costumbre entre las
jóvenes israelitas llorar la muerte de la hija de Jeftah, el gileadita, por
espacio de cuatro días cada año.
Bueno, aparte del hecho de que si tomamos la Biblia en forma literal aquí
tenemos una indicación de que Yahvé era el tipo de Dios que podría haber requerido de sacrificios humanos,
cuando menos no cabe duda de que sí los
aceptaba en ocasiones. Pero en otro sentido, esta no sería más que otra
versión de la historia en la cual Abraham casi consuma el sacrificio de su
propio hijo Isaac, que además resulta casi idéntica a la historia Védica de
Manu. Estos actos se basaban en lo que se llamaba sraddha, que es un término relacionado con las palabras fides, credo, fe, creencia, etc.
[xiii]
La palabra sraddha fue, según
Dumezil y Levi, traducida en forma precipitada como “fe” en el sentido
cristiano. Entendida de la manera correcta más bien tiene un significado
similar a la confianza que tiene un artesano en sus herramientas y en las
técnicas aprendidas, como si se tratara de elementos de magia. Por lo tanto
esto forma parte de un “pacto” en el que el sacrificador conoce la manera
correcta de realizar un sacrificio prescrito, y además sabe que si ejecuta ese
sacrificio de la manera correcta, este deberá producir el efecto esperado.
Para resumir, se trata de un acto diseñado para ganar control sobre las
fuerzas de la vida que residen en el dios con el cual se ha hecho el pacto. Y
se debe aclarar que tales dioses que hacen pactos no son “ornamentos
literarios” o abstracciones intelectuales. Son socios activos dotados de
inteligencia, fuerza, pasión, y la tendencia a salirse fuera de control en caso
de que el sacrificio no se haga de la manera prescrita. En ese sentido, el
sacrificio es, sencillamente, un acto de magia.
En otro sentido, el asceta o auto-sacrificador es aquella persona que busca
la liberación de las ataduras y del orden de la naturaleza a través de la
auto-mortificación y la sumisión de la carne; somete a prueba la fuerza de su
voluntad y la incrementa con el propósito
de alcanzar poderes tiránicos mientras todavía está en el mundo. Busca el
dominio sobre sí mismo, sobre otros individuos, e incluso sobre los mismos
dioses.
En las historias de Manu provenientes de la India, encontramos que este
tiene una manía por los sacrificios de la misma forma que los ascetas y los
santos tienen una manía por el auto-sacrificio. La más famosa de estas
historias nos presenta a Manu, esclavizado a su sraddha, renunciando a todas las cosas que tienen valor en su vida
y concediéndolas a los demonios “Asura brahmans, Trsta y Varutri”. Para sacarle
cualquier cosa a Manu, todo lo que ellos tienen que hacer es decir “Manu, eres
un sacrificador y tu dios es sraddha”. Así que una tras otra le son demandadas
gran cantidad de cosas, incluyendo, al final, hasta su mujer misma, Manavi.
Pero el mismo Indra interviene en este punto para salvar a Manavi, así que se
le aparece a Manu y utiliza las mismas palabras: “Manu, eres un sacrificador y tu dios es sraddha”. Para acabar con
el plan de los demoníacos brahmin que han producido en Manu el estado de
sraddha, o la creencia en la necesidad del sacrificio, ¡Indra demanda el
sacrificio de los dos demonios Brahmin! Entonces Manu, como devoto del sraddha
que es, no tiene más remedio que entregarlos a Indra, y este procede a
decapitarlos.
Los actos de sacrificio son, en efecto, actividades comerciales: la
ejecución de un contrato de intercambio entre el hombre y la divinidad. “Te doy
esto para que a cambio tu me des lo otro”. En la Biblia, la historia en la cual
fue rechazado el sacrificio de grano de Caín nos dice que dios evalúa la menor o mayor valía de una
ofrenda propuesta.
Al ver como su víctima le era arrebatada por la misericordiosa intervención
de Indra, Manu no se toma demasiado bien lo que considera una violación de sus
“derechos”. “¡Acaba con mi sacrificio!”, le dice a Indra, ante lo cual Indra le
hace una promesa: “El deseo que has
albergado al tomar a tu esposa por víctima te será concedido; pero deja que
viva esta mujer”.
[xiv]
En la historia del sacrificio de Isaac, el hijo de Abraham, y la aparición
del carnero en el arbusto, encontramos una interesante variación sobre este
mismo tema. A Agni se le equipara con Vasishtha, “el nacido del loto” o “de la
diosa”.
En cuanto a la historia de la hija de Jeftah, vemos que el editor de los
textos bíblicos sintió que no le iba a ser posible eliminarla, pero sí podía
disfrazar la verdadera naturaleza del sacrificio. El asunto se torna más claro
con lo siguiente:
A Llew Llaw Gyffes (el León de la Mano Firme), una
especie de Dionisio o Hércules Celestial al que se adoraba en la Gran Bretaña
de la antigüedad, generalmente se le identifica con Lugh, el dios solar
goidélico... “¡Ojalá y no hubiese otro astro más que el Sol! Es el rostro
radiante de Lugh, el de largos dedos, a quien nadie podía contemplar sin quedar
embelesado.”
Su muerte el primer domingo de Agosto, llamada Lugh
nasadh y posteriormente alterada a Lugh.mass o Lammas, fue celebrada en Irlanda
hasta época muy reciente con el luto típico del Viernes Santo, y conservada
como la fiesta de los familiares fallecidos, con una procesión de luto
encabezada siempre por un joven que portaba una corona de guirnaldas. Esta
festividad de Lammas también solía celebrarse como una fiesta de los lamentos
en la mayor parte de la Inglaterra de la época medieval...
En algunas partes de Gales todavía se hacen ferias en el
día de Lammas. Sir John Rhys dejó constancia de que en la década de 1850
todavía era posible ver una gran cantidad de dolientes llorando la muerte de
Llew Llaw sobre las colinas de Fan Fach y South Barrule, en Carmarthershire,
cada primer domingo de Agosto, con la expresa justificación de que “iban colina
arriba a llorar la muerte de la hija de Jeftah”. Curiosamente, esta era la
misma excusa que daban las jóvenes judías de la época posterior al exilio
(luego de las reformas Deuteronómicas) para disfrazar su luto por Tammuz, la
contraparte palestina de Llew Llaw.
[xv]
El sacrificio de la hija de Jeftah es, por
tanto, otra instancia más en la cual vemos la nueva visión del papel de la
mujer explicada por Hesíodo y sus contrapartes, los autores de la Biblia, y que
se estaba imponiendo en toda el mundo del Mediterráneo Oriental. Resulta
interesante pensar en el “pithoi” de Pandora, de donde surgieron todos los
problemas de la humanidad, a la par de la clave del shibboleth que
encontramos dentro de la historia de Jeftah:
12:4 Entonces Jeftah reunió a todos los hombres de Gilead
y fue a pelear contra los de Efraín: y los hombres de Gilead derrotaron a los
de Efraín porque estos últimos habían dicho de ellos que eran fugitivos entre
los efraimitas y entre los manasitas.
12:5 Y los gileaditas arrebataron los vados del Jordán de
manos de los efraimitas, y cuando alguno de los efraimitas que había escapado
les pedía permiso para cruzar, los hombres de Gilead preguntaban: “¿Eres un
efraimita?”, y si aquel decía que no,
12:6 le pedían que dijera “Shibboleth”, pero como los
eframitas solo podían decir “Sibboleth” ya que les resultaba imposible
pronunciarlo de otra manera, lo agarraban y lo mataban allí mismo, junto a los
vados del Jordán: tantos como cuarenta y dos mil eframitas murieron de esa
manera.
Otra clave que nos revela la verdadera
naturaleza de los ritos eleusinos es que se dice que eran celebrados a lo largo
de toda Grecia durante el mes de Pyanepsion (finales de Octubre), únicamente
por mujeres. Su principal característica era la del sacrificio del cerdo,
ofrenda usual para las deidades ctónicas
[xvi]
.
Los griegos atribuían a los cerdos poderes
especiales en virtud de su fertilidad y la potencia y abundancia de su sangre,
y quizás también por su extraña habilidad para desenterrar tubérculos. Los
expertos sugieren que se tenía la creencia de que el mezclar la sangre del
cerdo con las semillas de los granos incrementaba la abundancia de la cosecha
del siguiente año. Los académicos también nos dicen que las ceremonias incluían
ayuno y purificación, el descenso ritual al inframundo, y el uso de la
magia imitativa para recuperar el poder de renovar la vida de las fauces de la
muerte.
Vemos entonces porqué los participantes de la
Themosphoria reverenciaban al cerdo, y los rituales incluían el lavado y
sacrificio de jóvenes cerdos sagrados para Deméter (si bien esto no tenía lugar
en Eleusis sino en las playas de Pireas, cerca de Atenas). Notamos además que
esta más bien corresponde a una práctica cananita que ahora vemos yuxtapuesta,
de manera sumamente extraña, a una religión conocida por su prohibición de la
carne de cerdo; ¿sería quizás porque el animal sagrado de la religión rival era
el cerdo, o porque en el corazón mismo del judaísmo existía una similar
reverencia por el cerdo que llevó a la prohibición del consumo de su carne como
una forma de protegerlo? Y de ser así, ¿cuál podría ser la explicación de esto?
¿Sería quizás que el cerdo era la personificación de un dios? Bueno,
consideremos esta posibilidad por un momento. En Génesis 12:6-7 encontramos a
Abraham sellando un pacto con Dios.
Y Abram atravesó toda la región hasta llegar al lugar
llamado Siquem, sobre la planicie de Moreh. Por esa época los cananitas vivían
allí, y el Señor se le apareció a Abram
y le dijo: “Toda esta tierra se la daré a tu descendencia”. Entonces Abram
construyó un altar para el Señor, porque allí se le había aparecido.
Luego tenemos a Dios, en Génesis 22:2-3, diciéndole a Abraham:
“Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a
la tierra de Moriah. Una vez allí ofrécelo en holocausto sobre el monte que yo
te señalaré”. Y al día siguiente Abraham se levantó muy temprano y ensilló su
asno; cortó la leña para el sacrificio, y llevándose consigo a Isaac y a dos
jóvenes sirvientes, se fue al lugar que Dios le había señalado.
Y en II Crónicas 3:1 leemos:
Entonces Salomón comenzó la construcción de la casa
del Señor sobre el monte Moriah, donde el Señor se le había aparecido a David,
su padre, en el sitio que David había preparado para ello y que fuera utilizado
por Ornán, el jebuseo, como patio para trillado del trigo.
Otro de los nombres del monte Moriah es Monte Sión. Isaías nos dice que el
monte Sión era el Trono de las Huestes del Señor, quien “dispersa, distribuye y
trilla bajo sus pies”. El “templo” fue construido sobre le “patio de trillado”
de Ornán (Araunah en otra versión), simbólico de Tammuz, dios de la cosecha,
que siempre demandaba los “primeros frutos”.
Pero el caso es que Jehová no estaba muy interesado en granos de ningún
tipo: él quería sangre: Éxodo 34:19 Todo primogénito será para mí, así como toda
primera cría de vuestro ganado que sea macho, ya sea que venga del vientre de
la vaca o la oveja. 34:20 Pero la primera cría de una asna deberá ser redimida
con un cordero en su lugar, porque de no hacerlo así deberéis romperle el
cuello. También deberéis redimir a cada uno de los primogénitos de vuestros
hijos con una ofrenda, y ninguno deberá venir en presencia mía con las manos
vacías. 34:21 Seis días debéis trabajar, pero al sétimo descansaréis, y así
será, igual en tiempo de siembra que de cosecha.
Cuando Jehová se adjudica el sétimo como un día sagrado en su honor, se
identifica con Cronos o Saturno. Se dice que cuando agonizaba como consecuencia de una herida que recibió del jabalí
que envió Zeus para darle muerte, el Adonis frigio fue metamorfoseado en un
abeto por su amante, la Diosa Cibeles.
Osiris resultó muerto por Set, el dios solar egipcio disfrazado de jabalí,
mientras que el dios solar griego Apolo, también
disfrazado de jabalí, dio muerte a Adonis o Tammuz, el Sirio, amante de la
Diosa Afrodita. Finn Mac Cool, por su parte, disfrazado de jabalí, dio muerte a Diarmuid, el amante de la Diosa
irlandesa Grainne, mientras que un dios desconocido, disfrazado de jabalí, fue el que dio muerte a Anceus, el rey de
Arcadia y devoto de Artemisa, mientras este se encontraba en su viñedo de
Tegea, y según el nestoriano Grannat
Busame, el Zeus cretense también resultó muerto en forma similar. La
temporada de caza del jabalí era en Octubre, y esta también era la temporada de
festejos de los basáridos, que solían celebrar tocados con guirnaldas de
hiedra. El jabalí es la bestia de la muerte, y la “caída” del año comenzaba en
el mes del jabalí.
En Egipto el año constaba de 360 días dividido en tres estaciones de 120
días, cada una de las cuales constaba a su vez de de cinco períodos de 24 días,
con cinco días adicionales. Lo egipcios decían que estos cinco eran los días
que el Dios Thoth (Hermes) le había ganado a Isis, la Diosa de la Luna, a causa
de las sequías, y que se componían de la septuagésima segunda parte de cada día
del año. Los natalicios de Osiris, Horus, Set, Isis y Neftis se celebraban
durante esos días en ese preciso orden. Parece que, basados en el mito, todo cambio de religión requería de un
cambio en el calendario. El antiguo año de 364 días mas uno adicional, fue
reemplazado por el año de 360 días más cinco adicionales. Bajo la posterior
influencia de los asirios, las tres estaciones se dividieron en cuatro períodos
de treinta días cada uno en lugar de los cinco períodos de 24 días. La estación
de 72 días aparece en el mito egipcio-biblio en el cual la Diosa Isis escondió
a su hijo Horus, o Harpócrates, para protegerlo de la ira del dios del Sol Set
(el de las orejas de asno) durante los 72 días más calientes del año, es decir,
durante ese tercio de las cinco estaciones regentado por Sirio, la estrella del
Perro, y por los dos Asnos.
La leyenda griega de que el Dios Dionisio colocó a los asnos en el Signo de
Cáncer nos sugiere que el Dionisio que visitó Egipto y fue huésped de Proteo,
Rey de Faros, fue Osiris, hermano del dios hicso Tifón, también conocido como
Set.
Según la leyenda homérica del Rey Proteo, los más antiguos pobladores del
Delta utilizaban la isla del faro, frente a las costas de lo que más tarde fue
conocida como Alejandría, como su sagrada isla oracular. Proteo, rey de Faros,
que tenía el poder de cambiar de apariencia, vivía en una caverna a la cual
Menelao solía ir a visitarle para hacerle consultas. Apuleyo relaciona el
sistro de Osiris, utilizado para alejar al dios Set, con Faros, lo cual nos
sugiere que Proteo y Osiris eran vistos allí como la misma persona. Existe otro
Proteo en Arcadia, llamado Proetus.
El amplio muelle a la entrada del
puerto de Faros consistía de ásperos bloques de piedra que presentaban profundos grabados en forma de
pentágonos. Puesto que los pentágonos son figuras inconvenientes para
semejantes construcciones, algunos investigadores han pensado que el número
cinco debió haber tenido algún importante significado religioso. Robert Graves
pregunta: “¿Acaso fue Faros el centro de un sistema de calendario basado en
cinco estaciones?”
Pero la isla también tiene otras extrañas relaciones con los números cinco
y setenta y dos que se remontan al comienzo de la era cristiana. Los judíos de
Alejandría solían visitarla para celebrar un festival anual cuya justificación
era que los Cinco Libros de Moisés habían sido allí milagrosamente traducidos
al griego por setenta y dos doctores de la Ley que habían trabajado setenta y
dos días cada uno.
¿Qué es lo que hay detrás de esta historia?
En épocas antiguas los festivales solían conmemorar una especie de tratado
o acto de unificación. ¿Qué es lo había tenido lugar allí?
Esquilo llama al Nilo con el nombre de Ogygia, y Eustatio, el gramático
bizantino, decía que el nombre original de Egipto era Ogygia. Cuando los
biblios trajeron a su Dios Sirio de la Tempestad a Egipto (aquel que, disfrazado como jabalí, todos los años daba muerte a su hermano Adonis, el
dios que siempre nacía bajo un abeto) ellos lo identificaron con Set, el
antiguo dios egipcio del desierto que tenía como bestia sagrada al asno
salvaje, y que anualmente destruía a su hermano Osiris, el dios de la
vegetación del Nilo. Sanctoniato el fenicio, citado por Filo, dice que “los
misterios de Fenicia fueron llevados a Egipto”. Dice además que los dos
primeros inventores de la raza humana, Upsourianos y su hermano Ousous,
consagraron dos pilares, uno al fuego y otro al viento. Esta es la forma más
antigua de lo que posteriormente serían los pilares Jaquín y Boaz, uno de los
cuales representa a Adonis, dios del año que comienza y del sol recién nacido,
mientras que el otro representa a Tifón, dios del año que acaba y de los
vientos destructores. En forma similar, los reyes hicsos, bajo influencia de
los biblios, convirtieron a su dios de la Tempestad en Set.
Es posible que en épocas pre-dinásticas Set haya sido el jefe de todos los
dioses de Egipto, puesto que el signo de la realeza que portaban todos los
dioses dinásticos era el cetro de junco con orejas de asno de Set. Los egipcios
también identificaban a Set con la constelación de las largas orejas, Orión, el
“Señor de los Salones del Sur”, y el “aliento de Set” era el viento proveniente
de los desiertos del sur que tanto entonces como ahora, cada vez que sopla,
desata una ola de violencia criminal en Egipto, Libia y el sur de Europa. El
asno aparece en muchas de las anécdotas del Génesis, así como en los más
antiguos libros históricos de la Biblia.
Los textos y registros pictográficos egipcios son notorios por su tendencia
a la supresión o distorsión de los hechos. Parece que ya desde el año 2800 AC, los sacerdotes aristocráticos que formaban
el “establecimiento eclesiástico egipcio” habían comenzado a meter mano en las
historias populares. Por ejemplo: en el Libro
de los Muertos, Duodécima Hora de la Oscuridad, cuando el bote solar de
Osiris se acerca a la última puerta del Otro mundo justo antes de su
reemergencia hacia la luz del día, se representa a Osiris doblado hacia atrás
en forma de un aro, con las manos levantadas y los dedos de los pies tocando la
parte posterior de la cabeza. Esta posición se explica mediante el título de
“Osiris, cuyo circuito es el otro mundo”. Se supone que sugiere que adoptando
esta absurda postura acrobática, Osiris está definiendo el otro mundo como una
región circular, estableciendo una analogía entre las Doce Horas y los Doce
signos del Zodíaco. Está claro que la mano sacerdotal ha introducido una
corrupción en lo que era un conocimiento mucho más arcaico. Esta postura
representa a Osiris cuando ha sido capturado por Set y atado, al igual que
Ixión o Cuchulain, con el “amarre de cinco” puntos que sujetaba muñecas, cuello
y tobillos juntos. En otras palabras, al representar a Osiris en esta posición
se describe los efectos que sobre él han tenido las actividades del dios del
inframundo, la serpiente Set, quien también aparece como el Jabalí y el Asno.
Ahora tenemos muchas más claves acerca de la temprana etapa de formación de
la religión de Yahvé, incluyendo la descripción de la construcción de los
pilares Jaquín y Boaz y otras instancias de historización de mitos que aparecen
en la Biblia y que se atribuyen a Salomón. También nos es posible ver una
conexión con la rebelión de Peribsen, que fue seguida por la emergencia de la
civilización cretense, así como la posterior relación de esta última con el
judaísmo.
En la actualidad los judíos celebran su Año Nuevo en setiembre,
coincidiendo con la época de la cosecha. Luego viene la Fiesta de los
Tabernáculos, que se supone conmemora el hecho de que los hijos de Israel
construyeron “refugios temporales” mientras viajaban por el desierto, el
dominio de Set. Se dice que “fue en la tienda donde por primera vez Dios intimó
con el hombre” durante el Éxodo. El Tabernáculo era el lugar de reunión entre
Dios y el hombre. Las comparaciones son tan obvias que no necesito señalarlas.
De regreso a nuestra peculiar historia de lucha entre Jacob y el “hombre”,
luego de la cual se marchó hacia el sur para escenificar su episodio del tabernáculo, está claro que hablamos de la historización de un antiguo drama ritual.
Ciertos mitos antiguos nos hablan de la batalla entre dos hermanos, o bien
entre padre e hijo. Esta batalla termina cuando el rey mayor es “herido en el
muslo”, o resulta ritualmente castrado para simbolizar su pérdida de la
potencia. El reino, representado por la figura de la reina, pasa entonces a
manos del hermano vencedor, o bien pasa de padre a hijo porque la reina es
simbólica de la tierra. Es interesante notar cómo este drama fue recreado por
Jacob, con el “ángel de Yahvé” representando el papel de Set. De esta manera la
gente podía entender cómo el derecho real había sido pasado personalmente a
manos de Yahvé porque este había “intimado con Jacob”, que había asumido el
papel de la diosa. Yahvé, el dios Jabalí.
Es preciso que entendamos que estos combates rituales, dramas de reyes que
mueren, y actos de canibalismo o sacrificio, son solamente una forma extrema de corrupción de una idea
original central que está relacionada con la antigua tecnología. Es un hecho
que el aspecto tecnológico emerge de tanto en tanto, pero a menudo se encuentra
tan disfrazado que es difícil percatarse de los muchos giros e inversiones que
han tenido lugar a lo largo del hilo de transmisión. Entre las más arcaicas
representaciones de estas ideas –si bien es posible que ya contengan un grado
de corrupción del verdadero conocimiento antiguo– se encuentran los ritos de
los Chamanes del Asia central.
Cuando nos enfocamos en las funciones del chamán encontramos que estas
incluyen el descenso al inframundo para salvar al hombre, y el ascenso a los
cielos para interceder en nombre de su pueblo ante los dioses. Es, en efecto,
el “caballero” escogido en forma divina que cuenta con las dotes requeridas
para realizar ese viaje. El simbolismo de la escalera por la cual el chamán
asciende o desciende, es uno típicamente chamánico. El “Árbol de la Vida”,
símbolo de la diosa de la vida, también es simbólico del ascenso chamánico
hacia las esferas celestiales para recibir la comunicación de parte del dios
acerca del destino de la tribu. En ese sentido, y en términos de simbolismo, el
eje cósmico y el libro celestial se han mezclado. Uno puede ver claramente
todos estos elementos en la historia de la escalera de Jacob y en su lucha
contra el “ángel”. Desafortunadamente, Jacob perdió esa lucha.
Al estudiar los aspectos del chamanismo encontramos algo sumamente
fascinante: una misteriosa “enfermedad femenina” que a menudo sufrían los
chamanes varones. Uno de los variables síntomas que se han reportado acerca del
proceso de convertirse en un chamán es que el individuo comienza a vestir como
una mujer, actuar como una mujer, y en general, a sufrir el proceso de
feminización. Vemos un indicio de esto en el viaje de Jacob hacia el sur para
“levantar un pequeño cubículo”: ¡actividad estrictamente femenina!
La feminización del chamán nos lleva a considerar el hecho de que, muy
probablemente, la original función chamánica/griálica era desempeñada exclusivamente por mujeres, y que en determinado
momento hubo un intento de parte del hombre por hacer a un lado a la mujer y
adquirir sus atributos y sus naturales capacidades chamánicas. Parece ser que
en ese mismo momento, el lugar de la mujer dentro de los ritos como la
“encarnación” de la diosa en el sagrado matrimonio, fue reemplazado por otros
elementos como la escalera, el árbol celestial, o inclusive el caballo. La
característica rítmica de la relación ritual, que no era sino una corrupción
del acto de “disolución” en el continuo espacio-temporal, fue reemplazada por
el rítmico batir del tambor y por otros métodos para inducir el estado de
trance.
Las claves que explican esta transición están escondidas en las palabras
mismas: knight (caballero) y mare (corcel). Knight se deriva de la misma raíz que yogui o juga, que significa “unir”o “atar”, mientras que mare proviene de mer cuyas dos acepciones son “mar” y “madre”. Para acercarnos un
poco más a comprender cómo tuvo lugar esta transición veamos los comentarios de
Eliade acerca del papel chamánico en los ritos funerarios, ritos que se han considerado
como muy similares a los “ritos secretos” o funciones que han sido guardadas
por votos de secretismo.
Heródoto nos ha dejado una buena descripción de las
costumbres funerarias de los escitas. El funeral era seguido de purificaciones.
Se solía echar hachís sobre piedras calientes para que todos inhalaran el humo
resultante; “los escitas aullaban de gozo cuando tomaban este baño de vapor.”
[…] Los aullidos eran parte de un conjunto de elementos religiosos cuyo
propósito no podía ser otro más que el éxtasis. En relación con esto Meuli cita
una sesión altáica descrita por Radlov en la cual el chamán guiaba hacia el
inframundo el alma de una mujer que había estado muerta por cuarenta días. La
figura del chamán no aparece en la descripción de Heródoto: él habla solamente
de las purificaciones que siguen al funeral. Pero entre algunos pueblos
turco-tártaros, tales purificaciones coinciden con la función del chamán de
escoltar al fallecido hacia su nuevo hogar, los mundos inferiores. […]
También se reporta el uso del cáñamo o hachís con
propósitos extáticos entre los iranianos, y es justamente el vocablo iraniano
que significa hachís el que se emplea en el centro y norte de Asia para
designar a la intoxicación mística.
Se sabe que los pueblos caucásicos, en especial los
osetas, han conservado un número de tradiciones mitológicas y religiosas de los
escitas.
Ahora bien, las concepciones de la vida después de la
muerte que sostienen ciertos pueblos caucásicos son muy cercanas a las de los
iranianos, particularmente en lo que se refiere a la idea de que el fallecido
debe cruzar un puente tan delgado como el grueso de un cabello, el mito del
Árbol Cósmico cuyo extremo superior toca el cielo y en cuyas raíces hay una
fuente milagrosa, y otras por el estilo. También encontramos que los adivinos,
videntes y nigromantes, tienen un papel entre las tribus montañeses de Georgia.
Los más importantes entre estos hechiceros son los messulethe: entre estos, la mayoría son mujeres y jovencitas. Su
función principal es la de escoltar a los muertos al otro mundo, pero también
pueden encarnar a estos. […] Para realizar sus labores, los messulethe primero deben caer en un
trance.
[xvii]
En este punto permítaseme intercalar el comentario de que podemos ver un
curioso paralelismo con el hecho de que la Thesmosphoria era celebrada
“exclusivamente por mujeres”. En otras palabras, es muy probable que se tratara
de una costumbre arcaica que posteriormente fuera descrita como “prostitución
sagrada”, solo que esta última claramente se derivaba de lo que hemos designado
como la disjecta membra de una
antigua tecnología que era capaz de producir el efecto de modificar el ADN. A
través de milenios de transmisión, la terminología que describe el factor ADN
resultó corrompida hasta adquirir connotaciones puramente sexuales. Más
adelante veremos como a lo que una vez fue una idea “espiritual” se le dio un
significado literal y fisiológico. El papel de la mujer es ciertamente muy
importante, pero no en el sentido en el que ha sido interpretado por parte de
los ocultistas.
Lo que está claro es que la antigua idea de la mujer en su rol de
sacerdotisa, o “prostituta del templo”, como se le ha llamado, se derivó de su
función natural como verdadera chamán. Cuando se extirpó a la mujer de su papel
natural como guía en la tierra de los muertos para todos los miembros de la
tribu, fue preciso inventar un buen número de otros elementos que tomaran su
lugar: árboles, puentes (cuyo vocablo en inglés, bridges, es muy similar a bride,
novia, y a bridle, brida, esta última
usada para conducir un caballo), escaleras, tambores, cánticos, danzas, etc.,
pero muy especialmente, el combate ritual en lugar de la unificación.
Hemos observado una notoria similitud en cuanto a las
ideas relativas al otro mundo de los caucásicos y de los iranianos. Por
ejemplo, el puente Cinvat tiene un
papel esencial en la mitología funeraria de los iranianos; el acto de cruzarlo
en gran parte determina el destino del alma, y este cruce es una prueba
difícil, equivalente en estructura a las pruebas iniciáticas. […]
El puente Cinvat se encuentra en el “Centro”, en la
“mitad del mundo”, y tiene la altura de “cien hombres”. […] Este puente conecta la tierra y el cielo
por el “Centro”, y debajo de él se encuentra el foso del infierno.
Aquí encontramos el clásico esquema cosmológico de las
tres regiones cósmicas conectadas por un eje central (pilar, árbol, puente,
etc.) Los chamanes viajan libremente entre estas tres zonas: en su viaje hacia
el otro lado, los muertos deben cruzar el puente. […] El aspecto importante de
la tradición iraniana (cuando menos en la forma en que sobrevivió a la reforma
de Zaratustra) es que, en el momento de cruzar el puente, hay una especie de
lucha entre los demonios que tratan de precipitar el alma hacia el infierno, y los
espíritus tutelares que resisten este esfuerzo.
En los Gathas
[xviii]
hay
tres referencias a este cruce del puente Cinvat. Según la interpretación de H.
S. Nyberg, Zaratustra se refiere a sí mismo como un guía hacia la tierra del más allá. Aquellos que se han unido a él en éxtasis podrán cruzar
el puente con facilidad.
[xix]
[…]
El puente, por lo tanto, no solamente es la ruta de los
muertos, es también la ruta de los
extáticos. […] El término maga empleado en los Gathas es prueba de que
Zaratustra y sus discípulos solían inducir una experiencia extática mediante el
uso de cánticos rituales entonados en
coro dentro de un espacio cerrado y consagrado para tal propósito. Dentro
de ese espacio (maga) la comunicación entre la tierra y el cielo era posible.
[…] Ese espacio sagrado, entonces, se convertía en un “Centro”. […]
El éxtasis chamánico inducido mediante la inhalación del
humo del hachís, era conocido en el antiguo Irán. […] En el Videvdat el hachís es condenado
como algo demoníaco. Podemos tomar
esto como prueba de la completa hostilidad que llegó a existir hacia la
intoxicación chamánica. […] La imaginería de los chamanes del Asia central
parece haber sufrido la influencia de ideas del Oriente, pero también, y
principalmente, de ideas iranianas. Esto no significa que el descenso chamánico
hacia el inframundo se derive de alguna influencia exótica. La contribución
oriental solamente amplificó y agregó color a los dramáticos escenarios de
castigos; fueron las narrativas de los viajes extáticos hacia el inframundo las
que resultaron enriquecidas a través de las influencias orientales, pero el
éxtasis mismo las precedía por mucho. […]
Hemos encontrado la técnica del éxtasis en culturas
arcaicas en las que debemos descartar cualquier influencia del antiguo oriente.
[…]
El valor mágico-religioso de la intoxicación como una
forma de alcanzar el éxtasis es de origen iraniano. […]
En cuanto al origen de la experiencia chamánica... los
narcóticos no eran más que un sustituto vulgar del trance “puro”.
El uso de intoxicantes es una innovación reciente y
sugiere una decadencia en la técnica chamánica. Se echa mano de la intoxicación
narcótica para que esta suministre una imitación de ese estado que el chamán ya no es capaz de alcanzar de otra manera. La
decadencia o vulgarización de la técnica mística –tanto en la India antigua
como en la moderna, y de hecho a todo lo largo de todo el mundo oriental– trae
como resultado el que constantemente encontremos esa extraña mezcla entre las
“vías difíciles” y las “vías sencillas” de conseguir el éxtasis místico o
alguna otra experiencia decisiva.
[xx]
Con este pequeño conjunto de claves podemos deducir que el sueño de Jacob
acerca de la escalera y de su combate ritual con ese “hombre” que era más bien
un ángel de Yahvé, no son más que recomposiciones posteriores para disimular
las verdaderas actividades chamánicas en las que estaba involucrado Jacob. Si
existió o no un Jacob histórico es algo que no podemos decir con certeza. Lo
que sí parece innegable es que en ese momento alguien hizo determinadas cosas
que ameritaron su asimilación dentro del mito del “Dios Talón”. De nuevo se nos
vienen a la mente los encuentros entre Abraham y Dios y entre Moisés y Dios,
que tuvieron como desenlace el acto de la circuncisión. De cualquier manera, es
muy probable que los tres eventos –la lucha con el ángel, el cambio de nombre y
la circuncisión de Abraham y del hijo de Moisés– fueran originalmente uno solo,
posteriormente separado en tiempo y contexto por el redactor de la Biblia, a
quien pronto vamos a encontrar.
Jacob, sin embargo, perdió la batalla, fracasando en su función chamánica,
y al siguiente día cuando se encuentra con su hermano, sabiendo que había sido
“mortalmente herido”, le transfiere a este la “bendición” o derecho real. Ante
esto yo me pregunto: ¿acaso este encuentro registra también la transferencia a Esaú de algún objeto vital,
como resultado el fracaso chamánico de Jacob?
Aquí, por supuesto, tenemos un elemento clave estupendamente
esclarecedor y que vale la pena
explicar. Resulta ser que hay una muy significativa historia en la Biblia que
se declara como estrictamente “histórica” y para la cual SÍ existe una
verificación externa en los registros egipcios. Esta es la historia de Abram y
Sarai en Egipto. De hecho, esta forma uno de los más problemáticos
“triplicados”. En Génesis 12:10 a 13:2 leemos:
Por aquel entonces
hubo una gran hambruna en la tierra, y Abram se fue a vivir a Egipto durante
algún tiempo, pues no había qué comer. Y sucedió que cuando ya estaba cerca de
Egipto le dijo a su esposa Sarai: “Mira, yo se que tu eres una mujer hermosa y
que cuando los egipcios te vean dirán ‘esta mujer es la esposa de ese hombre’.
Entonces me matarán, pero a ti te dejarán con vida., así que te ruego digas que
eres mi hermana, para que por causa tuya no haya yo de perder la vida”.
Sucedió entonces que cuando llegaron a Egipto, los
egipcios vieron que Sarai era muy hermosa. También la vieron los herederos del
Faraón y la recomendaron a este, así que Sarai fue llevada a la casa del rey de
Egipto.
Por causa de Sarai el Faraón trató bien a Abram, dándole
ovejas, bueyes, asnos, esclavos, esclavas, asnas y camellos. Pero también a
causa de Sarai, el SEÑOR hizo descender
grandes plagas sobre la casa del Faraón. Por eso el Faraón mandó llamar a
Abram y le dijo: “¿Porqué me has hecho esto? ¿Porqué no me has dicho que esta
mujer era tu esposa? ¿Porqué has dicho que era tu hermana para que yo pudiera
tomarla como esposa? Anda, ¡toma a tu esposa y márchate!”
Y el Faraón ordenó a sus hombres que hicieran salir de Egipto
a Abram, Sarai y todo cuanto poseían. Por lo que Abram debió salir de Egipto, y
en compañía de Sarai, de todo cuanto poseían, y de Lot, enrumbó hacia el sur.
Entonces Abram era un hombre muy rico, dueño de muchas cabezas de ganado y de
grandes cantidades de plata y oro.
[i]
De Geus, Cornelis, “Of Tribes and
Towns: The Historical Development of the Isaelite City” (“De Tribus y Aldeas:
el Desarrollo Histórico de la Ciudad Israelita”); Eretz-Israel 24, 1993.
[ii]
Ya en el año 851 DC, el mercader
árabe Suleyman reportó haber observado el amarre de cinco puntos en China. Él
escribió que “cuando un hombre es condenado a muerte es primero amarrado de
esta forma para luego recibir un número determinado de golpes. Luego su cuerpo,
que apenas respira, es entregado a los que habrán de devorarlo”.
[iii]
Graves, Robert, The White Goddess (“La
Diosa Blanca”);
[iv]
Meagher, Robert Emmet, Helen: Myth,
Legend and the Culture of Misogyny (“
[v]
Uno de los Titanes, hijo de
Gaia y Urano. Clymene y Ocianid por otro lado, le dan por descendencia a los
Titanes Prometeo, Epimeteo, Atlas y Menoetius. Durante la guerra entre los
dioses y los Titanes, Zeus lo hace prisionero en el Tártaro.
[vi]
Hay una curiosa similitud
entre esta historia del desafío al sacrificio presentado por Prometeo y el
desafío presentado por Elisha en contra de los sacerdotes de Baal, luego del
cual cayó fuego del cielo para consumir el sacrificio de Elisha.
[vii]
Meagher, Robert Emmet, Helen: Myth, Legend and the Culture of
Misogyny (“Mito y Leyenda de la Cultura de la Misoginia”); 1995, Continuum,
New York, capítulo 3.
[viii]
La Biblia, Génesis 17:22-26.
[ix]
En otras palabras, se
escondió debajo de las enaguas de las mujeres.
[x]
Esquilo, por ejemplo, alguna
vez temió por su vida al haber estado muy cerca de revelar las verdades
prohibidas.
[xi]
D’Alviella, Count Goblet, The Migration
of Symbols (“La Migración de los Símbolos”),
[xii]
Rg Veda, Vol. III.
[xiii]
Meillet, Antoine, Memoires de la Society de Linguistique de Paris, XXII,
1992.
[xiv]
Sylvain Levi, citado por Dumezil, Georges, Mitra-Varuna: An Essay on Two Indo-European Representations of
Sovereignty (“Mitra-Varuna: Ensayo sobre dos Representaciones Indo-Europeas
de la Soberanía”); Zone Books; edición reimpresa en 1988, p. 63.
[xv]
Robert
Graves, The White Goddess (“La Diosa
Blanca”);
[xvi]
“Oscuras, primitivas,
misteriosas”.
[xvii]
Eliade, Shamanism, Archaic Techniques of Ecstasy (Chamanismo,
Técnicas Arcaicas de Éxtasis), pp.
394-6.
[xviii]
Himnos de Zaratustra
[xix]
Aquí debo comentar que la
influencia del zoroastrismo en la creación de la Biblia puede haber sido más
profunda de lo que se cree.
[xx]
Eliade, Shamanism, Archaic Techniques of Ecstasy (Chamanismo,
Técnicas Arcaicas de Éxtasis), pp. 396-401.
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